El Partido Popular de Aragón inicia su camino en la oposición (otra vez) sin acordarse del pésimo resultado cosechado el pasado mayo. Javier Lambán sacó hasta diez puntos porcentuales en voto al PP de Beamonte mientras en el retrovisor conservador se mantiene firme el bólido naranja de Pérez Calvo. Los conservadores perdieron 43.000 votos.

La lección electoral que los votantes dieron al PP de Aragón parece que no ha sido suficiente para hacer recapacitar a los populares. Su papel en la prematura andadura de las Cortes de Aragón parece estar diseñado para atornillar la fragilidad del pacto cuatripartito. El líder popular, Luis María Beamonte, ha llegado a calificar en la génesis del cuatripartito de una alianza «del sillón» hasta el punto de tildarla de «la más oscura y turbia» de Aragón. Y sin despeinarse.

Es evidente que el pacto del cuatripartito es complejo de encajar en un puzzle político. Principalmente, por las notables diferencias entre Podemos-Chunta con el PAR. No así tanto con el PSOE de Lambán.

Sin embargo, la unión política de estas fuerzas han hecho estallar los resortes de la aritmética aragonesa. Es una realidad que debe aprender la oposición. Los cuatro partidos gobernantes harán todo lo posible por no salirse de la fila.

El intento del PP de Aragón por destacar la fragilidad de las costuras políticas del cuatripartito supone una pataleta impropia de un partido de mayorías. Los populares deben aglutinar, con su acción de oposición, a una amplía base social que ha perdido por su enconamiento en tildar a Lambán con todo tipo de palabras gruesas.

Una práctica que no ha conseguido atraer a más votantes, sino todo lo contrario. El catastrofismo literario -sin hechos contrastables- no cala en la ciudadanía. El intento por descoser al Gobierno de Lambán con sus incoherencias no debe ser la principal tarea del PP.

Nadie es capaz de desgastar tanto a un gobierno en su nacimiento. Las diferencias irán saliendo a la luz poco a poco conforme el Gobierno de Lambán ejecute su programa.

El PP debe centrarse en aunar más base social con un discurso que recoja más centrismo y alejarse de los ladridos de Vox. La conjura de un partido que debe volver a ser una alternativa de gobierno con un holgado peso electoral. Descartar la alternativa Aragón suma para reconducir un proyecto centrado donde puedan sumarse los aragoneses que perdió hace años.