La primera novela que publicó David Trueba, 'Abierto toda la noche', contaba la historia de los Belitre, una familia numerosa y excéntrica. Salió hace 25 años. Ahora Trueba ha publicado en Nuevos Cuadernos Anagrama 'Ganarse la vida', un texto inspirado por ese aniversario que se puede leer de manera independiente y que también ayuda a entender mejor otras obras de su autor.

Es un libro autobiográfico breve, humilde y emocionante. Se puede leer como un libro sobre su madre, Palmira Trueba. “Soy muy consciente de que supone una gran diferencia tener desde una edad temprana a una mujer apasionada de tu parte», dice Christopher Hitchens en sus memorias. La forma de la pasión que describe Trueba no es la vehemencia sino la generosidad y una especie de sabiduría práctica: habla de una generación de mujeres que se criaron en un tiempo muy duro, que trabajaron y se sacrificaron en tareas que en parte consistían en que pareciera que no lo hacían, y que no tuvieron mucho acceso a la educación pero sí creían, de manera más o menos articulada, que la cultura y la formación eran una herramienta de emancipación y prosperidad. Una inteligencia comprensiva les permitía ser discretamente rebeldes ante el dogmatismo vertical y jerárquico de esa época: el autor es el hijo pequeño y como llora el primer día de colegio, ella se lo lleva a casa hasta que empiecen los estudios obligatorios; un día en que se mea encima en clase y tras la humillación llaman a casa para avisar ella no reprocha nada, solo pregunta si necesita calcetines. En muchos casos, se dejaron educar por sus hijos: podían ser severas o rechazar de entrada otras formas de vida, pero ejemplificaban el valor pedagógico del amor, que es bilateral. Es un retrato de un personaje único e irrepetible, y a la vez tiene algo de arquetipo.

'Ganarse la vida' es también la historia de crecer en una familia numerosa, con sus risas y sus tragedias. La familia numerosa, pese a que los aspectos autoritarios no suelen faltar, tiende a lo anárquico. Trueba describe cierta brutalidad consentida --en el colegio, sobre todo-- pero también recuerda con afecto una vida menos reglamentada: donde un niño podía encontrar una obra maestra que no conocía, donde los padres no podían estar tan encima de tus hijos. También es la historia fascinante del desarrollo de una vocación: vivir en las películas y los libros, y descubrir el placer extrañísimo de contar historias y hacer reír, en la prensa, el cine o las novelas, como un juego o una escapatoria que se convierte en una manera de ser y en una forma de ganarse la vida: de  mantenerse y de «honrarla, de estar a la altura del regalo».

@gascondaniel