El Gobierno de Aragón da la impresión que ha ido bastante por delante del Ejecutivo central a la hora de solicitar medidas que quitaran presión a la población confinada por este mortal coronavirus. Así se ha podido comprobar en varias de las conferencias de presidentes que ha celebrado Pedro Sánchez con los dirigentes autonómicos. El presidente aragonés, Javier Lambán, pidió el cierre de las fronteras al principio del primer estado de alarma, o solicitó que los niños pudieran salir con sus padres a dar un paseo alguna hora, por poner dos de las medidas que después de ser demandadas en Aragón las decidió el ministro de Sanidad, Salvador Illa, para todo el país. Así ocurrió más adelante también con la desescalada, pidiendo que los pueblos de menos de 5.000 habitantes tuvieran unas condiciones menos duras, e incluso después con los de menos de 10.000.

Ahora, inmerso todo el territorio aragonés en la fase 2 desde ayer, el Ejecutivo autonómico ha conseguido que desde hoy el aforo de la hostelería suba hasta un total del 50% de la ocupación de los establecimientos, en lugar del máximo del 40%. Probablemente este hecho no va a suponer que abran muchos más bares y restaurantes porque una gran mayoría de negocios consideran que si no es con la totalidad del aforo, la empresa no es rentable, y probablemente es así, pero desde luego es un alivio. Es uno más de los hechos que se ha planteado desde el Gobierno de Aragón de cara a dar facilidades a los pequeños empresarios de la comunidad que han vivido --y todavía continúan ahora-- una época muy difícil y que, indudablemente, también afecta al empleo de los aragoneses.

Junto a este decisión, la DGA también ha solicitado algunas medidas de la fase 3 para el medio rural y la movilidad entre provincias. Es evidente que lo mismo que ocurre con la fase 2, los municipios de menos de 10.000 habitantes -todos de la comunidad menos trece- están en condiciones de avanzar más tranquilamente hacia la normalidad que en las ciudades más grandes. Y esto, económicamente se notaría y mucho en las cuentas de esos municipios y, sobre todo, en muchos de los aragoneses que conviven ahí. Como quiera que el Gobierno de Sánchez dio el domingo el visto bueno a esta medida, habría que pedirle a Sanidad que esta flexibilidad llegara cuanto antes.

La normalidad en Aragón, donde los ciudadanos, en líneas generales, han sido muy respetuosos con todas las normas especiales impuestas en este periodo de confinamiento, está bien controlada. Todos estos avances que ha propiciado el Ejecutivo de Lambán (que ha contado con el apoyo de todo el arco parlamentario regional, lo que demuestra la responsabilidad de la oposición) han sido positivos para avanzar social y económicamente. La recuperación va a ser larga, sobre todo para el empleo y la economía regional, y lo primero que es necesario es que las ciudades de la comunidad vayan recuperando el escenario que tenían antes de la pandemia. Solo que ahora todos tenemos que ser muy respetuosos, respetar las normas que las autoridades sanitarias y políticas marcan y no provocar ningún desliz que puede ser nefasto para todos.