Lo peor de la previsible evolución del conflicto en Cataluña no radica tanto en los cerrados y provocadores discursos de Torra, sino en el hecho de que el activista y profesor de Historia Xavier Domènech haya decidido retirarse de la partida, agotado, harto de todo y devorado por el maldito relato. Los comuns catalanes ya se dejaron en el camino otros líderes y portavoces particularmente lúcidos, como Coscubiela (lean su libro Empantanados), y no creo que la mismísima y correosa Colau, por mucho que maneje de forma más natural los nuevos códigos y maneras, logre salir con bien del reiterado choque de trenes en que se ha convertido la política hispano-catalana, para desgracia de todas las izquierdas.

El desafío del independentismo catalán, abducido definitivamente por la unilateralidad y la razón patriótica, se fundamenta en un relato cuya elaboración siempre necesitó la colaboración directa y total del españolismo unitarista. Para acabar de redondear semejante novela, la judicialización la ha sumergido en un contraproducente dramatismo. Así, la absurda decisión del Constitucional sobre el Estatut, la torpeza policial (de los mandos) el 1-O, los argumentarios de ¡Santiago y cierra España! para combatir los de ¡Sant Jordi i visca Catalunya!, el encarcelamiento de los líderes soberanistas (letal para la causa del diálogo, porque Junqueras sería un conveniente contrapeso al actual president... si no estuviese preso), la huida de Puigdemont, la victoria secesionista el 21-D, la incompetencia de Llarena, la debilidad parlamentaria de Sánchez, la pugna entre Casado y Rivera por ver quién es más duro... todo se ha ido sumando a los relatos contrapuestos (aunque perfectamente simétricos), dejando sin espacio a quienes proponen salidas democráticas, civilizadas y progresistas..

Por eso la retirada de Domènech es muy mala noticia. Indica que apenas queda margen para la política en un barullo de relatos que apelan a lo emocional y al unilateralismo-unitarismo, o sea al conmigo o contra mí, al trágala, al todo o nada. Con lo fácil que sería razonar.