A los 88 años, a Pinochet se le ha retirado la inmunidad y sólo convertirle en un farsante mayor de lo que lo ha sido hasta ahora le puede salvar del rigor de la ley por los crímenes de la Internacional del Terror , llamada oficialmente operación Cóndor, que integraron los servicios represivos de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Farsante es la persona que finge y se hace pasar por lo que no es. Hasta ahora, los médicos de la familia, declaraban que el extirano sufría demencia senil. A partir de este momento, lo tendrán que demostrar. La batalla sobre la salud será decisiva. Solamente sus dotes teatrales le pueden salvar.

Si es un buen comediante, puede hacerse pasar por Napoleón, para lo cual será muy conveniente que imite el gesto de la mano derecha sobre el pecho. Una alusión a su adorada Josefina puede ser muy convincente. O puede elegir a otro personaje para demostrar su estado delirante. El general Franco, por ejemplo, al que tanto admiró. Ha de ser muy triste para la familia ayudarle a que parezca que está como una cabra. "Anda, Augustito, deja el sable, que es para los señores mayores". Pero le va la posibilidad de que le condenen por muchos crímenes y la familia tendrá que seguirle la cuerda en la comedia. No será fácil convencer a la justicia de que está loco. Hay un argumento de mucha fuerza de los jueces que niegan que esté perturbado. Es la defensa de las cuentas secretas en un banco de EEUU que hizo recientemente ante un juez. Reconocer que eran millones de dólares y no estampitas le perdió.