¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!», exclama el capitán Renault (Claude Rains) tras cerrar el bar de Rick (Humphrey Bogart) en la película Casablanca (1942). Horas antes, Renault había recibido su habitual mordida por permitir el juego en el garito. Esa mítica frase del filme, magnífico ejemplo de corrupción, me ha recordado que estamos viviendo en silencio, con prudencia y estupor el primer juicio sobre amaños en el fútbol español. Afecta, como saben, al Levante-Real Zaragoza de la Liga 2010/11. El equipo aragonés se salvó y el Deportivo de Augusto César Lendoiro se marchó a Segunda. Alguien descubrió entonces que en el fútbol español existían primas por ganar y perder. «¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se amañan partidos!».

Ocho años después, ese Real Zaragoza está sentado en el banquillo y muchos esperan una sentencia ejemplar. A mí me parece bien que se investigue a fondo y que, si hay pruebas de peso, se castigue esa práctica tan dañina para el deporte. Pero no puedo olvidar que Lendoiro y Javier Tebas, hoy presidente de la Liga, promovieron la denuncia más por odio que por sentido del deber. El gallego se vengó de Agapito Iglesias por arrebatarle con muy malas artes a Ángel Lafita. Tebas, ese gran demócrata, detesta al Zaragoza desde… él sabrá desde qué tierna edad.

Lo delirante es que los capitanes Renault del fútbol no tuvieran constancia, ni antes ni después, de arreglos parecidos o más descarados en el fútbol español en todas las latitudes. Fue contemplar cómo se salvaba del descenso el equipo aragonés y exclamar a la vez: «¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se amañan partidos!». H *Editor y escritor