La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, no se va a renovar en el plazo previsto. Quien ha de dirigirla, José Manuel Durao Barroso, retiró ayer su lista de candidatos ya que no iba a conseguir el apoyo suficiente de los grupos de la Eurocámara. La gota que colmó el vaso fue la actitud de quien debía ser responsable de Justicia y Libertades, Rocco Buttiglione, al hacer públicas sus opiniones contra la homosexualidad y a favor de la sumisión de la mujer sin garantizar que estas convicciones no iban a interferir en el ejercicio de su cargo. Pero hasta siete de los posibles comisarios suscitaban serias dudas.

Los parlamentarios han conseguido que se les respete y se reconozca que el Parlamento Europeo ha llegado a su mayoría de edad, algo que aún será más evidente con la Constitución europea. Barroso no ha sabido entender su papel en la nueva UE. El plante parlamentario demuestra que Buttiglione no era un comisario adecuado y debe ser sustituido, ni siquiera cambiado de cartera. Pero Barroso se ha empeñado en mantenerlo hasta el extremo de unir su imagen a los extemporáneos postulados de su comisario. Apurando esta lógica, debería presentar la dimisión de un cargo referencia de todos los europeos.