Jopeta. Calvo-Sotelo. El apellido quita el hipo. El PSOE ha colocado en el número dos por Madrid a una señora que lleva un apellido solemne, que no deja indiferente. Es un guiño, un superguiño al elector o electriz. El PSOE ha de demostrar que puede ser un PP de recambio, así que ha echado todos los apellidos en el asador. Calvo-Sotelo y tiembla España. ¡Paña!. El aznarato, en su imperceptible declinar, habrá acusado el gancho. Tras las lágrimas del Híperínclito Ubérrimo (ya en la Historia, ya aleccionando a la Metrópoli), el aspirante mete presión a la olla con esta señora, catedrática, liberal, de impecable currículum, que además se apellida Calvo-Sotelo con guión y es sobrina del expresidente aquel del 23-F, pianista y --dicen-- simpático, al que las Cortes de Aragón impusieron una medalla que el laureado no pudo venir a recibir por no encontrarse bien de salud. Igual que el gran Fernán Gómez, que tiene gripe y no ha podido venir al estreno de su obra para el CDA. Cuando tienen que venir a Icí, se ponen malos: será porque no se han enterado aún de la Expo. O por el Efecto Cascos, que disuadió al Real Madrid (y eso que el trazado del AVE lo había hecho, en parte, su presi). En fin, el caso es que el apellido Calvo-Sotelo es un guiño definitivo a la Paña de siempre, es un cierre de cremallera a las dos Pañas que habían de helarnos el coeur. El que fuera ministro de la dictadura de Primo de Rivera y luego lider fascista José Calvo Sotelo, asesinado el 13 de julio del 36, había dicho un mes antes en las Cortes aquello tan exacto de "España padece el fetichismo de la turbamulta", que ahora habría que matizar como "España padece el fetichismo del piso".

Este fichaje del mercado de invierno ha sido una jugada maestra de Rodríguez Zapatero, que también en su discurso de ayer apuesta por la patria unida and plural, y abraza las contradicciones que de esta coyunda puedan emanar y emanen. También ha sido una jugada maestra el órdago-boutade (acaso pactado) del presidente Extremeño. Estos detalles, más el anuncio de rebaja de impuestos al Ibex 35, más el apellido Calvo-Sotelo, deben tranquilizar al electorado de derechas, o sea, al electorado, que ahora podrá votar al PSOE sin temor a dejar de ser un poco de izquierdas, sentimentalmente de izquierdas y el resto lo que diga Bush.

*Periodista y escritor