Para ver el salto de modernidad que ha pegado este país, solo hay que poner Tele 5 y TVE. Ambas cortan la línea que separa la España costumbrista de la España faldicorta. En Tele 5 triunfa de una manera desmesurada La voz kids, es decir, el concurso de voces para niños y adolescentes. Tiene tanto éxito o más que la misma sesión dedicada a los adultos cantores. ¿Por qué? Porque en este terruño siempre nos han encandilado las voces blancas.

Las dos españas coinciden en las teles. En TVE, con su inagotable filón de pelis protagonizadas por Joselito, y en los chicos yeyés de Tele 5 que cantan a Malú. Joselito fue el espejo donde se miraron todas las familias de labradores, que tenían un niño que entonaba bien la jota altoaragonesa o la bulería manchega. Los padres acudían a las radios de la capital, con un abuelo como Pepe Isbert, por ver si se topaban con un locutor de campanillas que les daba un tiquete para Caravana de estrellas. Ay, cuánto mal ha hecho Joselito en los apacibles hogares de la posguerra local. Ahora los chicos también quieren ser cantantes, pero en cuanto entonan una de Bisbal en un festival de Atades, los agarra un representante que les firma la exclusividad hasta el 2050. Las teles los están aguardando impacientes para llenar audiencias. Vagones de niños prodigio que tras un par de meses de mareos, regresarán a las aulas de la decepción. Esto funciona así, queridos. Habrán tenido la gloria de Warhol, es decir, tres minutos de pantalla, y sanseacabó.