Arqueólogos españoles y de distintos países europeos participan, a partir de hoy, en el III Congreso Internacional sobre Musealización de Yacimientos Arqueológicos que se celebra en Zaragoza. Un encuentro científico que ha concitado el máximo interés de expertos y analistas en ese difícil equilibrio que supone el decidir entre la conservación de los legajos históricos que encierran nuestras ciudades, y el desarrollo urbanístico de las mismas. No es casualidad que el Congreso se celebre en Zaragoza; no es casualidad porque la capital de Aragón es un referente en nuestro país desde que, en 1986, el ayuntamiento iniciara su política de conservación de restos arqueológicos en el casco histórico lo que permitió la creación de los cuatro museos que hoy constituyen la Ruta de Caesaragusta y que resumen parte de la historia de una ciudad bimilenaria: el Teatro, el Foro Romano, las Termas y el Parque Fluvial. Pero Zaragoza no es una excepción, y como en buena parte de las ciudades españolas, también aquí se han cometido verdaderos atropellos con la historia cuando, con criterios políticos y de "interés" urbanístico, se han destrozado o enterrado importantes restos. En demasiadas ocasiones se ha desoído la opinión de arqueólogos y profesionales, aduciendo que sus intereses se oponen al mal llamado desarrollo urbanístico. Por eso, el Congreso debería estar abierto a políticos, urbanistas y constructores. Sería una forma de sensibilizar a un amplio sector de la sociedad y evitar (?) el que se repitan episodios de triste recuerdo.

*Periodista