A partir de hoy, salvo imprevistos, los "moteros" ruidosos serán controlados por la Policía Local para evitar que sigan rompiendo los tímpanos de los sufridos vecinos y contaminado el medio ambiente. Así que, a los jóvenes imitadores de Fonsi Nieto que recorren las calles de la capital alardeando de sus máquinas e infringiendo la Ley de Seguridad Vial, se les ha acabado el pastel. Las patrullas creadas para ese menester, perseguirán a los infractores durante las 24 horas del día en toda la ciudad, especialmente en barrios y sectores como Casablanca, Valdefierro o San José. Una vez localizados, los conductores de ciclomotores y motocicletas serán llevados al depósito de la carretera de Castellón para someterse a la prueba del sonómetro, ese aparatito que, como en el caso del detector de mentiras, demuestra si hemos cometido la infracción. En el caso de que superen el límite de decibelios marcado por la ley, se inmovilizaran los vehículos y se les pondrá una multa que puede llegar hasta los 90 euros. Y no valen excusas porque, si los chicos se declaran insolventes, las deudas deberán pagarla los padres sin que pueden eludir su responsabilidad. Les confieso que no soy dada a controlar a nadie, pero en este caso, como en otros muchos que tienen que ver con la falta de respeto a los demás y la agresión acústica, me parece una medida necesaria ¡Ah! Dedico esta columna al motero que los domingos, de buena mañana, me despierta con la sinfonía (?) de su tubo de escape trucado, justo debajo de mi ventana. ¡Se te acabó la fiesta, majo!

*Periodista