Hay que valorar en su justa medida el aumento de la partida del Departamento de Educación destinada a becas de comedor, esencialmente, y a libros, como ayer hizo público el director general de Política Educativa, Manuel Magdaleno. Sobre las primeras, se incrementa en más de 1.600 el número de familias que cumplen los requisitos para tener derecho a ellas, unas condiciones por cierto que ya son de una dura exigencia: no haber ingresado más de 530 euros al mes en el ejercicio del 2012. Pero, con todo, nadie de los que cumplen se queda fuera. Eso es lo defendible, evitando una lista de espera meramente economicista que hubiera primado la disponibilidad de gasto a las necesidades familiares. Sin embargo, no se debería obviar que el aumento evidencia la gravedad y profundidad social de las carencias familiares.