Casi tres semanas después de las elecciones del 26 de mayo, hoy se constituyen más de 8.000 ayuntamientos en España. Se pone en marcha un nuevo mapa del poder local que refleja la pluralidad de la sociedad española y la ruptura del bipartidismo. Los tiempos de las mayorías cómodas de los grandes partidos han terminado, para dar paso a un mapa político muy complejo en el que los pactos son obligatorios. Acuerdos que en muchas ocasiones son distintos de una localidad a otra y que sacan a la luz la incoherencia o las contradicciones de los partidos políticos.

En Aragón, Vox amenaza con bloquear la elección de Jorge Azcón (PP) como alcalde de Zaragoza. Esta reacción, hecha pública en Madrid y vinculada con el forcejeo que provoca la negociación para conformar aquel ayuntamiento, prolonga hasta hoy la incógnita de si, al final, las derechas lograrán cerrar un acuerdo estable o no. Desde la cúpula de su partido, Abascal solo reclama reconocimiento y visibilidad. Cabe deducir que lo tendrá porque a estas alturas PP y Cs ya han hecho demasiadas concesiones a la formación ultra como para andar ahora con escrúpulos.

Los acuerdos PP-Cs tienen efectos sorprendentes. Quienes se han pasado años criticando los «pactos entre perdedores» ahora son capaces de hacer alcalde de Huesca al cabeza de un grupo que solo alinea tres concejales sobre un total de 25. De manera simultánea, el PAR negocia y se arregla con las otras derechas en diversos municipios... tras haber cerrado con el PSOE un compromiso que supuestamente debería atraer a Cs, pero que en realidad solo tiene salida si es apoyado por las izquierdas.

En el resto de España, Barcelona se ha erigido en una de las plazas que mayor interés ha suscitado. Barcelona en Comú hizo público ayer que su militancia da la luz verde a un acuerdo con el candidato socialista, Jaume Collboni, para que Ada Colau repita como alcaldesa. La decisión de BEC, que precisará del apoyo de Valls, ha irritado a ERC, cuyo candidato, Ernest Maragall, ganó las elecciones por un estrecho margen, así como a otras corrientes del independentismo.

El otro gran escenario es Madrid, donde, como se ha dicho, las diferencias entre PP y Ciudadanos y la incomodidad de los naranjas con Vox han dilatado las negociaciones hasta última hora. Acabado el bipartidismo, es la era de los pactos.