No debe ponerse en duda la capacidad técnica de las personas que integrarán el Gobierno de Zapatero: los nombres de los llamados tienen suficientemente acreditada su valía y su capacidad. No puede afirmarse lo mismo, sin embargo, por lo que respecta al peso político de cada uno, con la excepción de Bono. Por supuesto, tampoco puede cuestionarse el valor político del propio Zapatero, especialmente después del 14-M. La experiencia de Solbes tampoco le confiere la relevancia política suficiente para convertirse en uno de los pilares básicos del Ejecutivo.

Da la impresión de que se han buscado personas de perfil casi tecnocrático con algunos añadidos que sirvan para evitar tensiones internas en el partido, porque fuera de los círculos del PSOE muchos de los nombres de ministros anunciados son casi desconocidos. Cuando todavía no hay una definición clara de hacia dónde se va, hacen falta políticos que marquen el rumbo, porque, en otro caso, serán los nacionalistas o algunos gobiernos autonómicos los que señalen un camino. Para evitarlo se requiere un Gobierno que cuente con políticos que tengan acreditadas: la firmeza y la capacidad de negociar.

*Periodista