Parece que fue ayer, pero hace ya 10 años que estalló la burbuja inmobiliaria haciendo saltar por los aires a la locomotora económica que durante años al grito de “más madera” lideró un crecimiento en nuestro país que no habíamos conocido, el sector de construcción. Eso supuso la pérdida de miles de puestos de trabajo cerca de 40.000 en Aragón y de cientos de pequeñas empresas, desde entonces, el sector de construcción ha estado sumido en una larga travesía por el desierto en el cual parece, que poco a poco algunos oasis quieren hacerse un hueco. Y no está siendo fácil.

A pesar de los bajos presupuestos de las administraciones para obra pública, de la falta de inversión privada, agravada por los bajos salarios en general, que impiden que las nuevas generaciones accedan a una vivienda, igual me da en qué régimen, si alquiler o compra, del maltrato que han tenido los trabajadores del sector durante estos largos 10 años, a los cuales les han negado en muchos casos el convenio, llegando al extremo de pagar a 6€ la hora todo incluido, pagas extras y vacaciones, con jornadas interminables, con un intrusismo insoportable y en B muchas veces denunciado con poco éxito por cierto.

A pesar de todo eso, el sector está reclamando ahora unos profesionales que no existen y hay que crearlos. Faltan albañiles, gruistas, ferrallas, encofradores, caravisteros y conductores de maquinaria pesada, faltan profesionales en general. La generación pasada o se han jubilado o ha encontrado acomodo en la industria principalmente y no está pensando en volver, al menos por ahora no, aunque tiempo al tiempo. Las nuevas generaciones no ven el sector de construcción como un sector atrayente, con los palos que le han dado desde todos los sitios es normal que así piensen. Pero no es justo y lo hemos dicho hasta la saciedad, los trabajadores de la construcción no fueron los culpables del estallido de la burbuja, sí lo fueron los especuladores inmobiliarios y bancarios que se arrimaron a un sector cuyos beneficios parecían no tener fin. La construcción es un sector muy digno para trabajar y que hoy ofrece salidas para todos los niveles, alejado ya de la manera de construir de hace años. Las nuevas tecnologías están entrando con rapidez en la manera de construir muy diferente, como decía, a lo conocido.

Se esta industrializando la manera de levantar un edificio o un puente, acortando plazos de entrega, solucionando problemas incluso antes de poner la primera piedra gracias a esas nuevas tecnologías como el BIM. Hay que hacer una campaña de márketing para que los jóvenes se acerquen al sector, los chicos y las chicas, pero no a las obras a pedir trabajo, sino a las escuelas de formación y en eso la Fundación Laboral de la Construcción es un referente nacional aquí en Aragón, con un magnifico centro en Villanueva de Gállego también lo es a nivel regional. Es la hora de que entre la administración regional, la patronal y los sindicatos hagamos un plan de choque para el sector de construcción, en el cual la seguridad vuelva a ser prioridad uno para el sector, abandonada en parte durante estos grises años, en los cuales ha aumentado la siniestralidad a pesar de la baja actividad y eso no puede ser. No podemos volver a cifras de mortalidad de años pasados y puede pasar si no ponemos remedio apenas remonte un poco deprisa el sector.

Dentro de ese plan de choque, hay que dotar de grados de construcción la Formación Profesional aragonesa, las empresas lo están demandando, en los pocos grados que hay los chicos y chicas salen de ellos con trabajo en su mayoría, y si se consolida el repunte se alargará la duración de los contratos. En definitiva, tenemos que formar a los futuros profesionales, hay que industrializar y modernizar el sector y el momento es ahora.

*Secretario general de UGT-FICA Aragón