La consejería de Sanidad que dirige Ricardo Oliván sigue su mala gestión. Ayer, deprisa, corriendo, tarde y mal, se tuvo que abrir otra planta que estaba cerrada en el hospital Miguel Servet de Zaragoza ante la saturación que estaban teniendo las urgencias y lo mismo en el Royo Villanova. Aunque el viernes fue lamentable presenciar cómo personas de edad avanzada tuvieron que esperar 72 horas para ser ingresados y muchos acompañantes esperaron hasta 48 horas en sillas de ruedas y camillas hasta conseguir una cama. Y mientras, el gerente de vacaciones, y habitaciones cerradas. No es de recibo. Esta no es la sanidad pública que se merecen los aragoneses y debería focalizar la presidenta Rudi en este departamento para darle un revulsivo en este nuevo año. Con la salud no se juega ni una hora.