El departamento de Sanidad aragonés se ha blindado frente a una hipotética ola de calor este verano. No es que los servicios meteorológicos hayan advertido ya de casos extremos pero, por si acaso, Sanidad quiere prevenir e informar para que los efectos de las altas temperaturas no hagan estragos entre nuestros ancianos, la población más sensible al calor.

El plan de actuación sanitario que se presentó el viernes, es justo y necesario toda vez que los efectos de las temperaturas del verano pasado elevaron considerablemente la mortandad en toda España y en Aragón, aunque haya un cerrado empeño en no reconocer las consecuencias del calor. Las autoridades sanitarias francesas no tuvieron ningún problema en reconocer las cifras de miles de muertos que se produjeron por efectos de las altas temperaturas, a pesar de que el exceso de calor evidenció, además, que la falta de refrigeración en los centros hospitalarios agravó aún más el problema. En Aragón, curiosamente, no se reconoce ninguna víctima. Hubo, eso sí, 183 muertos más que el verano anterior, pero esas muertes entran en el apartado de muertes "indirectas por deshidratación e insolación". Sanidad no aclara si hay una relación causa-efecto.