Solamente he visto una vez en directo a The Who. Fue en el Pabellón Príncipe Felipe, hará veinte años, pero recuerdo aquel concierto con una sensación fresca y sólida a la vez, la que siempre me dio este grupo, en parte férreo, en parte desconcertante y excéntrico, como el propio nombre de la banda, pero siempre fundamental, con una historia y una actitud que muchos quisieran. A mi lado estaba Loquillo y opinó con ese estilo rotundo y sentencioso suyo: «Nadie toca la guitarra como Pete Townsend y nadie mueve el micrófono como Roger Daltrey».

Y aquí están los dos, de regreso, con un disco nuevo, Who, con menos pelo (Pete), con algún kilo de más (Roger) pero al parecer dispuestos a retomar la carretera y la manta. Las nuevas canciones suenan prodigiosamente bien en una voz, la de Daltrey, que ha madurado como los buenos vinos, añadiendo nuevos registros de graves a su paleta vocal, punteada por una guitarra que, indiscutiblemente, ha alcanzado técnica y poéticamente el parnaso del rock and roll.

Los nuevos temas siguen manifestando el interés de Townshend como letrista hacia la realidad actual, que parece seguir atentamente. Hay referencias a la guerra de Afganistán, al brexit o a la vergüenza de los presos de Guantánamo. También, una indagación espiritual en busca de la resurrección, acaso eco de la pasada fascinación de algunos miembros del grupo hacia el hinduismo.

Hoy, ahora, con 75 años cumplidos y 55 en pie sobre los escenarios, las dos leyendas supervivientes de The Detours (nombre original con que empezaron a actuar en 1962, junto con el batería Keith Moon y el guitarra John Entwistle) vuelven a demostrar por qué el rock británico los consagró en una Santísima Trinidad junto con los Beatles y los Rolling Stones, y por qué su sonido, su estilo, su música ha desbordado las paredes del tiempo. Himnos como I can’t explain, I can see for miles o My generation se siguen escuchando con verdadero placer y la sensación de recuperar la esencia de los años sesenta, el espíritu de Woodstock o de la Isla de Wight, contra cuyos bafles Townsend destrozaba sus guitarra mientras Daltrey lanzaba el micro hacia los espectadores.

Vuelve The Who. Hay esperanza.