La manifestación de ayer en Madrid ha puesto de manifiesto que la unión hace la fuerza, que no son tan pocos los que viven en el mundo rural, que son gente corriente, que algo se mueve en los pueblos aunque cada vez tengan menos habitantes y que hay mucho compromiso. Fue un éxito, pero la emoción no debe nublar la vista. En este país, la gente vivirá libremente donde quiera, y tiene que ser la sociedad la que debe comprometerse para crear pueblos atractivos para poder vivir bien. Pero nada de esto se conseguirá sin una verdadera atención de las admninistraciones que deben de ir más allá de las promesas electorales. Por eso sería bueno crear un ministerio exclusivo de desarrollo rural que concentrara todas las políticas en vez de estar desperdigadas como ahora, Así ocurre en Irlanda y Suecia, por ejemplo. Y luego, hemos de exigir un poco de profundidad política a los partidos. Lanzan medidas -sobre todo fiscales, que están bien aunque no deben ser las únicas- pero no valoran qué impacto tendrán en los ciudadanos y en la Hacienda pública. Un poco de seriedad porque en los pueblos ya hemos visto que hay, y mucha. Ojalá lo de ayer, de una vez por todas, sirva realmente para algo.