El nuevo responsable de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad 2002, Andrés Cuartero, continuó ayer su ronda de conversaciones con los responsables institucionales de las tres instituciones que forman el ente: Fomento, DGA y Ayuntamiento de Zaragoza. En general, el clima de los socios es de entendimiento en el fondo pero de graves diferencias en la forma. Sin ir más lejos, para la transformación de El Portillo, una de las piezas más acuciantes que debe ser desarrollada al calor del convenio interinstitucional que dio pie a la sociedad, existen fuertes discrepancias. Mientras el ministerio y el Ejecutivo autonómico ven necesario construir pisos en el amplio solar que ocupaba la antigua estación, desde Urbanismo, que ostenta Antonio Gaspar, se aboga por una solución sin viviendas que contemple únicamente usos terciarios --comercios, oficinas, etc...--. Llegados a este punto, y con todo el retraso que acumulan los proyectos, urge una solución consensuada que evite el ridículo que supone la paralización de obras importantes para la ciudad. Es sinceramente un fracaso colectivo que el AVE llegara hace casi año y medio y que el balance de la transformación urbana se resuma hoy en una triste rotonda que ha supuesto un año de peleas entre las instituciones.