El Gobierno de Aragón aprobó esta semana un proyecto de Ley de Memoria Democrática. Será debatido en Cortes y supongo que aprobado por unanimidad. ¿O no? Significativamente, el texto propuesto fija en el 3 de Marzo el Día de la Memoria Democrática. En esa fecha, la Aviación Legionaria italiana al servicio de Franco bombardeó Alcañiz causando centenares de muertos. Aquel sangriento y cobarde ataque pasó a formar parte de los secretos de la Guerra Civil, uno de esos acontecimientos que apenas dejó rastros documentales y cuyos supervivientes tuvieron que olvidar o limitarse a comentarlo en la más absoluta intimidad. La amnesia involuntaria fue una de las obligaciones impuestas por el régimen tras su victoria. En el caso que comento hubo que esperar a 2003 para que el historiador José María Maldonado arrojara luz sobre lo sucedido.

También esta misma semana el País Vasco conmemoró el 80 aniversario del bombardeo de Guernica a cargo de la Legión Condor alemana. Nadie ignora a estas alturas que el Caudillo, tras presentarse como salvador de España y el primero de los patriotas, permitió que sus proveedores y aliados, Hitler y Mussolini, probasen en España nuevas armas y tácticas. Así, ciudades y poblaciones quedaron sometidas a terribles ataques aéreos destinados al entrenamiento de los pilotos sin apenas o ninguna oposición, pero con fuego y víctimas reales.

El Gobierno aragonés propone ahora un ejercicio de memoria razonable, en absoluto revanchista pero preciso en sus requerimientos a las instituciones y en sus propuestas a las familias de las vïctimas. En contra ya se han alzado las voces de quienes siguen parapetados tras el rencor y el deseo de prolongar en democracia la victoria del nacional-catolicismo. Parece mentira, pero aún queda gente de este jaez. Recuerden cómo el otro día se enterró al exministro Utrera Molina, en una ceremonia repleta de simbología fascista. Allí estaba su yerno, también exministro (del PP): Gallardón. ¿Y estos son los que pretenden seguir administrando nuestra memoria?