En apenas unos días ya son dos los consejeros del Gobierno aragonés que achacan sus incumplimientos, de palabra y obra, a su homólogo de Hacienda. Dolores Serrat no podrá hacer frente a los compromisos adquiridos con la universidad si el departamento que dirige Javier Campoy no aporta los fondos necesarios para hacer obras en el campus. Y Ricardo Oliván asegura que la culpa de que los pacientes de Zaragoza no cobren las ayudas de material ortoprotésico, desde hace dos años, la tiene las diferencias que mantienen con Intervención.

Si bien es cierto que apenas lleva unos meses en el cargo, el panorama que vislumbra el nuevo consejero no es muy alentador. Tiene pendiente recortar los 100 millones que le exigen para corregir el desvío del déficit. Y si la premisa es mantener el gasto social... Blanco y en botella.