El próximo Gobierno de Aragón debería tener un consejero de Turismo propio. Quizás no exclusivo, pero sí que al menos la materia apareciera en el título del departamento. No es que eso signifique que el futuro Ejecutivo le vaya a poner un poco más de pasión a este sector tan trascendental en la comunidad, pero tanto que se habla ahora de escenificar asuntos y situaciones y de poner en valor lo que se tiene, sería todo un detalle. En la comunidad autónoma, el área de turismo siempre ha sido una de las asignaturas marías de los gobiernos, aunque también es verdad que siempre ha aparecido en el nombre de la consejería de turno salvo con los gobiernos de Santiago Lanzuela (PP, 1995-1999), Luisa Fernanda Rudi (PP, 2011-2015) y en el actual del socialista Javier Lambán. Porque está adscrito a la cartera de José Luis Soro, presidente de CHA, y se llama Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, que no Turismo. El hábito no hace al monje, pero sirve de mucho.

Viene todo esto a cuento de que Aragón tiene historia, nieve, naturaleza y talento y todo esto atrae turismo. Por eso la comunidad ha convertido este sector en uno de sus principales ejes de desarrollo económico, incluso para fijar población y ayudar al desempleo, pero se tiene que notar mucho más. Representa el 8% del PIB del territorio y el 10% del empleo directo y el 2017 fue año de récord. Bien. Pero hay que aprovechar más el tirón que ahora tiene Aragón. El reconocimiento de la Unesco de esta misma semana al toque del tambor y el bombo como Patrimonio de la Humanidad debe servir de aliciente para recapacitar y apostar aún más.

Lo básico y fundamental es la coordinación entre administraciones, asociaciones y empresarios. Y ahí hace falta un plan integral estratégico del turismo que aglutine a todas las comarcas de las tres provincias. No es una tarea fácil, pero hay que conseguirlo. Es el momento de que Aragón venda paquetes turísticos de cuatro, seis, siete días o más con Goya, con el turismo religioso, con Ordesa y el Pirineo, con el Maestrazgo, con los mausoléos reales, con Dinópolis, con el mudéjar, con la gastronomía... Se ha hablado desde hace mucho tiempo que eso es lo que falta, pero seguimos igual, sin ser capaces de preparar una vuelta a Aragón para esos turistas chinos que tanto se dejan ver por Zaragoza o para británicos e italianos que también llegan con más asiduidad o simplemente para cualquier turista nacional. Hay que huir del turismo de paso y Aragón, y sobre todo Zaragoza capital, no lo logra.

Este año nos acercamos al récord de congresos que vivió Zaragoza en el año 2008, con 750, y eso va bien también en Huesca, pero hay muchas carencias. El aeropuerto es una limitación, ya que la falta de vuelos internacionales en condiciones dificulta la celebración de muchos acontecimientos. Pero también que las administraciones se hayan olvidado de organizar grandes conciertos como antaño. Esos acontecimientos que solo se pueden ver en una ciudad y la gente tiene que venir a la fuerza. Eso atrae a ciudadanos, potenciales turistas. Pero la capacidad hotelera es otro factor a tener en cuenta. Hay congresos internacionales que mueven a 5.000 personas y se necesitan miles de camas disponibles, de ahí que huyan a Madrid o Barcelona. Pasa con Motorland y Moto GP o con los días de Semana Santa en que no hay capacidad hostelera en la ruta del tampor y el bombo turolense para acoger a todos los visitantes.

Para seguir avanzando, Aragón necesita potenciar su promoción, algo que debe reflejarse, sobre todo en los presupuestos del consistorio zaragozano y del Gobierno de Aragón. Y por extensión, en los de las tres diputaciones provinciales. Pero unificando y clarificando perspectivas. De ahí que el próximo inquilino del Pignatelli debería pensar en tener una gran cartera de Turismo, que aunque vaya acompañada de algo más no sea una mera comparsa.

Y acto seguido, hay que pensar en una gran campaña de promoción turística. Aragón no ha encontrado en tantos años un logotipo, una canción, una cuña que sea conocida en toda España (como la famosa sintonía de Andalucía) y se pasee por los principales lugares de Europa. Es el momento de apostar porque Aragón saque más partido al turismo porque se puede y está internet, los influencer, las ferias... La semana que viene vamos a ver a muchos turistas y hay que pensar que podrían ser más.

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