Muchas familias de los 62 fallecidos en el accidente del Yak-42 ya saben, gracias a los análisis de ADN recibidos desde Turquía, que no enterraron a los suyos. Defensa identificó de forma errónea los restos de al menos 22 militares. La repatriación apresurada de los cuerpos fue una de las múltiples demostraciones de interés del Gobierno del PP por echar tierra sobre sus responsabilidades, que son extensas y deben quedar claras con una investigación parlamentaria. O incluso judicial, como exigen los afectados, que piden a Federico Trillo su renuncia como diputado, ya que no dimitió como ministro cuando debía. El relevo de la cúpula militar no debería ser la única satisfacción que reciban.

Aznar y Trillo no velaron por la seguridad del contingente español, no mostraron el respeto debido por quienes murieron cumpliendo con su deber y desatendieron a las familias, cuyos intentos por saber la verdad se encontraron con puertas cerradas y réplicas hirientes de ambos. Quienes tantas veces hicieron gala de patriotismo con arengas, banderas y espectáculos como en la isla de Perejil perdieron la oportunidad de demostrarlo al no tratar con dignidad a las víctimas de su negligencia.