Nuestro problema es que nacemos sin terminar, antes de tiempo, y que tenemos que hacernos con el tiempo. No es que los animales nazcan de golpe. Porque también crecen y evolucionan, ya sea como individuos de una especie o como especies distintas; pero los animales son un engendro de la naturaleza de cabo a rabo, y todo en ellos es natural, es decir, son lo que son de nacimiento. Por eso pertenecen a la naturaleza, cuyo tiempo no cuenta.

En cambio el tiempo humano es muy escaso. Porque es el tiempo que pasa y que no vuelve, el tiempo de la vida y de la historia, el tiempo que podemos perder, o ganar, el tiempo que cuenta de verdad: un tiempo precioso para los mortales que no somos dioses, ni animales. Con el tiempo, con ese tiempo, nos hacemos seres humanos y nos emancipamos de la naturaleza. Pero un ser humano no se hace de la nada sino de suyo, de su condición natural; es decir, de aquello que recibe de la naturaleza y no es aún propiamente humano.

Todo esto viene al caso del talante, del diálogo, de la ética, de la política, del tiempo perdido y del tiempo que no hay que perder para acabar lo que ha comenzado. José Luis Rodríguez Zapatero ha dicho que el talante, su talante, forma parte de su política y que el diálogo entra en el programa del gobierno socialista.

De entrada "este chico promete", incluso ha empezado a cumplir lo prometido antes de plazo: gracias a él nuestros soldados regresan de Irak y estamos ya en otra historia, fuera de la triste historia en la que nos metieron otros para obtener "grandes beneficios".

Pero dos meses es poco tiempo para hacerlo todo y para hacerse un político consumado. Mientras tanto le pedimos que " no cambie" y que "no nos falle".

EL TALANTE es la apropiación inteligente del natural que se recibe. Es el modo de encontrarse en el mundo o de afrontar los problemas de la vida y de la historia, antes de comenzar como quien dice. La personalidad moral no es el talante, sino el carácter, que es lo que hace uno de sí con su talante.

Nadie es responsable de su talante, todos lo somos de nuestro carácter. El talante no es un modo de pensar sino, más bien, un modo de sentir fundamental. Es una sensibilidad, no una mentalidad. Pero la mentalidad no es ajena al talante. Una mentalidad abierta, que podía quedarse en eso: en apertura abstracta y puro escepticismo, está más en consonancia con un modo tranquilo y confiado de habérselas con el mundo y se abre, con ese talante, al diálogo con todos.

En cambio una mentalidad cerrada, que transforma en dogmas sus opiniones, está más en consonancia con el talante o modo de afrontar el mundo desde el miedo y la desconfianza, y predispone en contra de la convivencia y del "buen rollo" con los extraños.

La mentalidad abierta es un rasgo característico de la personalidad democrática, y la cerrada caracteriza a la autoritaria.

La política se mueve entre el poder y la palabra. Las mejores palabras se las lleva el viento sin el poder, y el poder no remonta el vuelo hacia la utopía sin buenas palabras.

Por eso los que tienen poder quieren tener razón, y los que tienen razón buscan el poder. El peligro está en ambos extremos: en el uso estratégico de la palabra, como si las palabras fueran balas, o en hablar por hablar como si fueran flores y la política un entretenimiento.

EL DIALOGO político no es un diálogo de carmelitas, sino un debate en el que se ventilan ideas e intereses entre partes encontradas. Tiene unas reglas que definen el campo de juego y el mismo juego, que presuponen un consenso básico que no se discute, pero dentro de ese campo y bajo esas reglas todo es discutible y después de hablarlo todo, no antes, deciden los votos.

Algunos políticos tienen la ventaja de un buen talante y otros el inconveniente de un mal talante. Pero "lo mismo en uno que en otro caso siempre es verdad que al hombre moral se le conoce, según dijo Aristóteles, como al buen zapatero, por el partido que sabe sacar del cuero, bueno o malo, que le ha sido dado" (Aranguren).

Creemos que Rodríguez Zapatero tiene un buen talante. Pero hay que esperar que saque lo mejor de sí y haga buenos zapatos. Con el tiempo se verá si ese talante sirve sólo para ser buena persona o para ser también un buen político, que para eso le hemos votado.

Zapatero, a tus zapatos.

*Filósofo