La de Albacete fue la derrota más dolorosa para el Zaragoza en todo el curso. No sólo por la imagen, sino también por lo que ocasiona, esas toneladas de angustia para recibir a Osasuna. Por eso ayer era una jornada para la reflexión y la verdad es que hasta el tiempo, con un cielo tan gris como los caras de los jugadores, invitaba a realizar un examen de conciencia en el que nadie se atrevió a negar la evidencia: en el Carlos Belmonte no se estuvo a la altura, para después de tan categórica afirmación enviar el mensaje optimista de la seguridad en la permanencia, porque la tabla dicta que el equipo depende de sí mismo a falta de tres jornadas, con dos puntos de ventaja sobre Valladolid y Espanyol y tres con el Celta en la lucha por evitar ser los dos acompañantes del Murcia en el Infierno .

Y, puede parecer arrogante después del esperpento ante el conjunto manchego, pero era un buen día para ratificar la confianza en que el Zaragoza seguirá luciendo su escudo dentro de la élite, aunque ello conlleva dar un giro brutal a las prestaciones en Albacete y también a la estadística reciente del conjunto aragonés. Esta señala que ha sumado sólo dos puntos de los últimos quince --con dos empates y tres derrotas como balance-- y que no gana desde el 28 de marzo, al Celta (0-2).

REPASO DE LOS FALLOS Pero esa confianza en sacar adelante la situación no hizo olvidar a nadie el mal partido. Víctor, que suele dejar el vídeo para la mitad de semana, no quiso perder ni un segundo esta vez y durante media hora se encerró con sus jugadores en los vestuarios de la Ciudad Deportiva. "Bronca no hubo, repasamos los fallos y ya está. Ya sabíamos que en Albacete jugamos mal, muy mal", decía ayer uno de los futbolistas. El técnico, que acabó muy enfadado el choque, incidió en la jugada del primer gol, en el fallo del sistema defensivo que propició que el equipo local se adelantara y cobrara una ventaja que marcó el encuentro, pero también hizo énfasis en la ausencia de orden y en el mal juego en la primera parte.

No sólo el técnico y los jugadores están preocupados, también en el club hay intranquilidad. La pésima imagen tras una semana en la que el presidente, Alfonso Soláns, organizó una comida para hacer piña y hasta ofreció una recompensa extra por la victoria ha disparado la preocupación, como el propio Soláns dejó patente por su enfado en Albacete. Ante Osasuna no habrá esos incentivos, pero se confía en lograr la permanencia frente a los navarros o, como mucho, en el Calderón. Del Barça, que se podría jugar la Liga o la segunda plaza en la última jornada, no se quiere ni hablar.

"Mucha gente de fuera no es tan optimista como nosotros, pero el equipo está confiado en sacar esto adelante con un 99,9% de seguridad", dijo Alvaro. Es consciente el brasileño, como el resto de la plantilla, que ya no es tiempo de palabras y sí de resultados, que un hipotético descenso sería más que trágico. Pero él y todos miraron ayer hacia delante. Y allí está Osasuna.