Una comisión creada por el Gobierno hizo una investigación del 2013 al 2017, tanto sobre la Iglesia local como acerca de las instituciones que están en contacto con menores de edad: clubes deportivos, escuelas, orfelinatos. La investigación concluyó que la mayoría de las agresiones registradas, un 58% habían sido cometidas en instituciones religiosas. En Australia, entre 1950 y el 2010, un 7% de los curas habían sido acusados por actos de pedofilia. La investigación cifra en 4.444 los abusos sexuales de eclesiásticos a menores entre 1980 y el 2015.

Por lo menos 3.677 niños, en su mayoría menores de 13 años, fueron víctimas de abusos por parte de 1.670 religiosos en Alemania entre los años 1946 y 2014. Estas son las contundentes conclusiones extraídas tras un estudio universitario financiado por la Iglesia alemana. La mayoría de los responsables de los abusos no fueron castigados. Pese a que la Iglesia se ofreció a tomar medidas y a que indemniza a víctimas de forma discreta e individual, no ha colaborado para que los culpables de los abusos sean juzgados y sus víctimas compensadas de forma oficial.

Estados Unidos ha sido uno de los focos decisivos en la denuncia de los abusos a menores en el seno de la Iglesia. Y lo es esencialmente por la investigación que realizó The Boston Globe en el 2002 que informó tanto de los abusos como de los esfuerzos de la jerarquía de la Iglesia católica por ocultar los casos. La labor del periódico quedó reflejada en la película Spotlight. Como en Alemania, ha habido compensaciones económicas a víctimas entregadas de forma confidencial a cambio de que desistieran de mantener reclamaciones judiciales contra sus agresores.

Una comisión dirigida por el juez Sean Ryan publicó en el 2009 una investigación que llegaba a la conclusión de que la violencia sexual, física y psicológica contra menores por parte de miembros de la Iglesia había sido generalizada en instituciones vinculadas con esta (colegios, orfanatos) desde los años 30 del siglo XX. Una segunda investigación, centrada en la diócesis de Dublín, reveló, también en el 2009, que las autoridades católicas habían ocultado abusos sexuales cometidos por algunos de sus integrantes pese a que los conocía desde hacía 30 años.