En la central hidroeléctrica de La Muela 2, enclavada en el interior de la provincia de Valencia, el agua del río Júcar puede emplearse tantas veces como sea necesario para fabricar electricidad: tras caer desde una altura y pasar por la turbina, es remontada mediante la misma conducción hasta el punto de partida. Inaugurada a finales del año pasado tras una inversión de 1.200 millones de euros, es la mayor planta de Europa que cuenta con esta particularidad ideada para complementar la producción eléctrica en las puntas de consumo. Iberdrola, la empresa propietaria, espera obtener anualmente 5.000 gigavatios hora (GWh).

Y La Muela 2 no está sola: en las últimas décadas, desde la inauguración en 1965 de la central reversible de Valdecañas (Cáceres), en aguas del Tajo, se han puesto en marcha en España una treintena de instalaciones de bombeo que en total ya tienen una capacidad instalada superior a los 5.000 megavatios. El funcionamiento de estas centrales parece un contrasentido, puesto que para que el agua vuelva a su emplazamiento original es necesario bombearla y ello supone un mayor gasto que el beneficio que luego se obtiene, pero el éxito se debe a una particularidad del sistema eléctrico: los excedentes que se producen en horario nocturno al bajar drásticamente el consumo y mantenerse buena parte de la producción, sobre todo porque ni las centrales nucleares ni los aerogeneradores eólicos se detienen por la noche. A esas horas, sobra energía y es más barata.

CONSUMO INMEDIATO La electricidad producida en una central eléctrica, sea del tipo que sea, debe consumirse de inmediato porque no existe hoy en día una tecnología efectiva para conservar los posibles excedentes en grandes cantidades. Las esperanzas están puestas en una nueva generación de baterías recargables gigantes, pero a falta de ello la única opción factible para almacenar energía son las hidroeléctricas reversibles, como explicó David A. Pérez Rodríguez, subdirector de la Unidad Hidráulica de Gas Natural-Fenosa. España es la quinta potencia en este campo, tras Japón, EEUU, China e Italia, aunque las perspectivas de crecimiento se han ralentizado al disminuir el consumo general y esfumarse las ayudas gubernamentales para la producción con energías renovables. Pese a ello, el Gobierno ha manifestado que aspira a duplicar la potencia instalada actualmente y llegar a los 8.100 megavatios en el 2020. Gas Natural-Fenosa, por ejemplo, tiene previsto empezar el año que viene la construcción de las plantas reversibles de Belesar 3 y Peares 3, ambas en Galicia.

En España hay 1.300 presas de gran tamaño, aunque posiblemente solo están en disposición de instalar el sistema de bombeo unas 40, al margen de las ya existentes, ya que es obligatorio contar con dos reservorios (embalses) para el proceso de vertido-bombeo. La mitad de las plantas españolas son mixtas, lo que supone que reciben aportes de algún río al margen del bombeo.

Las plantas reversibles son independientes de la meteorología. De hecho, pueden tener una producción constante todo el año, incluso en casos de sequía, puesto que no consumen agua, sino que la reutilizan. Las pérdidas son mínimas, limitadas a la evaporación natural.