El bebé de dos meses que sigue en estado grave en la UCI Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron había ingresado a finales de diciembre en el Hospital de Calella. La visita, el 28 de diciembre, alertó a los trabajadores sociales del centro, que reportaron «riesgo de exclusión social» a los servicios sociales del Ayuntamiento de Pineda de Mar, municipio donde vivía la familia. Lo aseguran a este diario fuentes municipales, que dejan claro que en ningún caso les avisaron de un posible caso de maltrato infantil. El padre, que confesó haber golpeado al niño, quedó ayer en libertad provisional con cargos por lesiones y maltrato.

Ni el hospital ni el Gobierno xcatalán informaron de si la visita del 28 de diciembre fue por lesiones, pero ese día, una semana antes de la paliza que lo dejó en coma, este bebé de poco más de un mes ingresó en el Hospital de Calella. Los profesionales que le atendieron se preocuparon por la situación social de la familia y finalmente un trabajador social del hospital reportó el caso a los servicios sociales de Pineda. «Nos avisaron de que estaban en riesgo de exclusión social, en ningún caso mencionan posible maltrato o situación de riesgo urgente del menor», explicaron fuentes municipales. Una semana después de la comunicación interna de riesgo social, el 3 de enero, la madre volvió a ingresar al bebé en el mismo Hospital de Calella. Tras ver la gravedad del caso, fue trasladado de urgencia al Hospital Vall d’Hebron, que sí aplicó el protocolo oficial.

El bebé había sido ingresado en otros hospitales de la zona con anterioridad. «Todos nos dijeron que tenía cólicos», dijo la madre en una entrevista a Antena 3. También explicó que el padre «se estresó» al verse incapaz que el bebé dejara de llorar, y puntualizó que ella «no vio nunca nada». El juez dejó en libertad con cargos al padre del bebé, acusado de un delito de lesiones y otro de maltrato en el ámbito familiar y con una orden de alejamiento de 500 metros de su propio hijo.