El Gobierno brasileño ha autorizado que una reserva estatal de 4,7 millones de hectáreas (47.000 km2) situada en el noreste de la cuenca amazónica pueda ser empleada para la explotación minera. La Reserva Nacional del Cobre y Asociados (Renca), cuya superficie es equivalente a la de Aragón o Dinamarca, se encuentra a caballo de los estados de Amapá y Pará, fronterizos con Surinam y la Guayana francesa.

La reserva fue creada en 1984, en tiempos de la dictadura militar brasileña, que pretendía explorar la presencia de cobre en la región para una posterior explotación minera exclusivamente estatal, algo que finalmente no se produjo.

La Renca está considerada de alto potencial para la explotación de oro, además de hierro, manganeso y tántalo.

Varias organizaciones ambientales, entre ellas WWF Brasil, expresaron su oposición a la medida debido a los altos valores naturales de la zona y la presencia de diversas tribus indígenas. En su interior se encuentran algunos territorios de gran valor ecológico como el parque nacional Montanhas do Tumucumaque o la reserva de desarrollo sostenible de Iratapuru.