Las cápsulas de éxtasis aún conservan en la mente de muchos jóvenes un halo de droga amable, de baja toxicidad y escaso riesgo, según destacan los estudiosos de este estupefaciente. Se la introdujo en el mercado como el refuerzo lúdico de los tímidos o como la pastilla del amor, que provoca simpatía y facilita la práctica sexual.Esta última característica tiene consecuencias, ya que los adolescentes que consumen éxtasis prescinden del preservativo o de otro control anticonceptivo.