Roma iluminó días atrás el Coliseo en solidaridad con Adriana A.G., de 23 años, vecina de Olot (Gerona), estudiante de ingeniería y química y de Erasmus, quien dijo haber sido violada a dos pasos de la plaza de España, en pleno centro de la capital italiana. "Un gesto simbólico para evitar que episodios de este tipo permanezcan en la sombra", explicó el alcalde, Gianni Alemanno.Sin embargo, este episodio en concreto más hubiera valido que se hubiera quedado en la sombra. La agresión había sido inventada, y ahora la que puede verse a la sombra es Adriana. En libertad con cargos, deberá responder ante la justicia de las acusaciones de simulación de delito y declaración falsa, por las que puede ser condenada a cuatro años de cárcel. Aunque, dada la falta de antecedentes, probablemente la dejen libre.

Ella y su novio se divertían jugando a que ella era una prostituta callejera, que se dejaba comprar por algún cliente mientras él permanecía en su casa. Después le contaba los detalles. Pero el 19 de febrero sucedió que el condón usado para la relación ocasional se rompió y la chica temió alguna enfermedad, por lo que ingenió la historia de la violación para ser "atendida de manera apropiada".