Dos años después del desastre del Prestige, el problema del fuel se ha trasladado del mar y la costa a tierra firme. La mayoría de los residuos recogidos desde noviembre del 2002, un total de 75.000 toneladas, se almacenan en unas grandes balsas en el municipio coruñés de As Somozas, a la espera de que lleguen las partidas presupuestarias para iniciar su reciclaje, mientras que el hidrocarburo extraído de los restos hundidos del petrolero griego --16.000 toneladas brutas--, permanecen sellados en tanques especiales en la refinería de Repsol.

El fuel recogido comenzará a tratarse en los próximos días, después de que el Gobierno adopte una solución definitiva, entre hoy y mañana. La principal dificultad para esta partida es de tipo jurídico, ya que no estaba claro a quién pertenecía el hidrocarburo extraído en la zona del hundimiento. El juzgado de Corcubión ha autorizado el reciclaje del petróleo e incluso consiente que se venda, siempre y cuando el dinero obtenido permanezca bajo custodia judicial.

El director de Operaciones de Repsol, Alberto del Corral, explicó ayer que el tratamiento consistirá en eliminar el exceso de agua de las 16.000 toneladas de residuos, que se quedarían en algo más de 13.000. Luego se mezclará con hidrocarburo más fresco, con lo que se logrará que esté en condiciones de ser vendido.

El portavoz de Repsol explicó que la calidad de este hidrocarburo es "de las peores que existen", si bien "es igualmente vendible" a un precio "de entre 50 y 100 dólares por tonelada". "Este tipo de fuel se puede usar en barcos grandes porque tienen los motores preparados para ello", añadió Del Corral. Otra opción sería incluirlo en el proceso de la refinería de Repsol, tras pagar a la Administración el correspondiente importe, "para de alguna forma tratarlo y deshacernos de él", apuntó.

Más complicado será reciclar los residuos recogidos en los dos últimos años en tierra. La empresa Sogarisa, adjudicataria del servicio, construyó en el 2000 unas enormes piscinas-contenedores con asesoramiento de técnicos irlandeses de la empresa FLI Internacional para garantizar las medidas de seguridad medioambientales. El fuel sigue en esos recipientes porque la compañía no tiene la tecnología necesaria para iniciar el proceso de separación de los componentes de los residuos, formados principalmente por fuel, arena, agua y algas. El Gobierno prometió una inversión de 24 millones de euros que no se ha hecho efectiva, aunque está prevista en los Presupuestos Generales, según el Ministerio de Medio Ambiente.

La industria cementera

Los planes de reciclaje prevén la separación de las partes sólidas y líquidas de los residuos y la depuración del fuel con un sistema de evaporación del agua. El hidrocarburo resultante podría ir destinado a la industria cementera. La arena también se limpiará para usarla en el sector de la construcción.

Mientras el fuel ya retirado está pendiente de destino, la costa gallega sigue recibiendo a diario chapapote de los fondos marinos y de las zonas rocosas de difícil acceso que no se han podido limpiar. Aún hay 66.000 metros cuadrados en los que el petróleo es visible y sobre los que se empleará la biorremediación para acelerar su degradación. En algunas playas de la Costa da Morte se retiran entre 20 y 30 kilos de residuos diarios, por lo que el Gobierno ha decidido ampliar hasta diciembre el dispositivo de limpieza, que estaba previsto que acabase el 19 de octubre.