La obesidad, y las enfermedades a que da lugar el exceso de grasa acumulado de forma permanente en la zona del abdomen, acorta la vida de quien la sufre. Este dato, observado ampliamente por los endocrinólogos, ha sido cuantificado por científicos de la Universidad de McGill, en Montreal (Canadá), que fijan en hasta ocho años el tiempo medio de vida perdido por quienes sufren los peores grados de obesidad, los que van asociados a diabetes y enfermedad cardiovascular o cerebrovascular. A medida que desciende la edad de los afectados por obesidad, aumenta la pérdida potencial de años de vida, indicaron los investigadores, en un estudio que ayer publicó la revista médica The Lancet. Esto es especialmente grave en España, donde un 18,3% de los niños de 6 a 9 años sufre obesidad, según recogió el estudio Aladino, elaborado en el 2013 por el Ministerio de Sanidad. La población infantil española es la que sufre más obesidad entre los países de la UE. Esta alteración metabólica también afecta al 10% de los niños de 3 a 12 años, un fenómeno impensable hace apenas 5 años, que inquieta a los pediatras y que, de momento, no se consigue detener.

PROGRESIÓN CRECIENTE

La pérdida potencial de años de vida también afecta a quienes sufren sobrepeso sin llegar a ser obesos, indica el estudio canadiense. Las personas con un índice de masa corporal (IMC) situado entre 25 y 30 --definición de sobrepeso-- llegan a reducir en hasta tres años su longevidad, en comparación con la población sana, señala el trabajo. La mayor pérdida de vida media afectaría a quienes tienen un IMC superior a 35 o 40, que corresponde a la obesidad que compromete la salud. El citado índice surge de dividir la cifra del peso en kilos por la altura en metros al cuadrado (ver gráfico). "Cuanto más pesa una persona y más jóven es, mayor es el efecto de la obesidad en su salud, pues tiene más años potenciales de vida por delante en los que los riesgos asociados al exceso de grasa tendrán un impacto en la salud", argumentó el doctor Steven Glover, autor del estudio sobre la obesidad, en el que utilizó un modelo informático para precisar los años que se pueden perder.

DIETA EXCESIVAMENTE GRASA

La obesidad infantil, y la que afecta a los adultos, surge de la coincidencia de una dieta excesivamente grasa y con demasiados hidratos, y la vida sedentaria de quien la degusta. Los médicos atribuyen casi tanto valor a los alimentos que se toman como al ejercicio físico que se practica, ya que este, se ha comprobado, actúa como regulador del apetito, acelera el metabolismo e impide la acumulación de grasa. La ausencia de actividad física entre niños y jóvenes es doblemente grave por esa razón, indican los médicos.

Este fenómeno, que ni los pediatras ni las autoridades sanitarias saben cómo frenar, ha empeorado con la cultura informática que predomina en escuelas y domicilios, en detrimento del deporte o los juegos al aire libre que implican el desarrollo de ejercicio físico.