El Ayuntamiento de Igualada (Barcelona) celebró ayer la primera ceremonia civil de acogida --bautismo civil -- de Cataluña, a ritmo de violonchelo y en medio de una gran expectación. Marcel Planell se convirtió en el primer niño catalán que vive la ceremonia laica. La madre del pequeño, Carmela Planell, había tratado en vano de celebrar el rito de acogida en Barcelona, donde "el ayuntamiento no quiso entrar en polémica con la Iglesia", dijo ayer.

El bautismo civil tuvo lugar bajo los auspicios de valores como la libertad, la igualdad y el respeto y contó con parlamentos de la madre y del alcalde de la localidad, el socialista Jordi Aymamí.

UNA PROVOCACION Hasta ahora, los intentos de establecer ceremonias de acogida civil en el municipio barcelonés de Alella (donde se celebraron hace años imposiciones de nombres a niños, pero sin reglamento específico) y en Barcelona habían despertado el rechazo de la Iglesia, que entendía el acto como una provocación o la usurpación de un derecho exclusivo.