El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 13 de Barcelona reconoció ayer el derecho a la residencia temporal de un ecuatoriano homosexual que formaba pareja estable con un español. Vicente David R.M. había impugnado una resolución de la Subdelegación del Gobierno, de octubre del 2003, que le denegaba el permiso. La sentencia equipara de este modo su relación con la de las parejas de hecho heterosexuales.

Cuando solicitó la residencia, Vicente David entregó en la Subdelegación del Gobierno toda la documentación necesaria: pasaporte, fotografías, nómina y DNI de su pareja, tarjeta sanitaria, certificado de empadronamiento y de antecedentes penales, y datos de filiación expedidos por las autoridades ecuatorianas. Además, presentó la escritura con la que había formalizado ante notario su relación con Antonio P.B., el ciudadano español con quien convivía desde julio del 2002, así como un certificado de la inscripción de esa unión en el registro municipal.

La escritura, otorgada en septiembre de ese mismo año, se amparaba en la ley catalana 10/1998, de 15 de julio, de uniones estables de pareja, que da carácter oficial a la convivencia afectiva que mantenían ambos. En ella se definía su relación como una "unidad familiar" que anhelaba verse "plenamente equiparada al matrimonio".

El juez considera que la vocación marital de los dos hombres obliga a reconocer la condición de "cónyuges" de los integrantes de parejas gays a efectos del régimen de extranjería y desestima la resolución que denegaba a Vicente David la residencia en España. Asimismo, fundamenta su fallo en la abundante jurisprudencia, incluidos varios pronunciamientos del Tribunal Supremo, que reconocen ese derecho a no comunitarios que conviven con españoles como pareja de hecho.

VOCACION MARITAL Hasta ahora, en la práctica, sólo se había reconocido este derecho a parejas heterosexuales. Sin embargo, el juez estima improcedente discriminar a quien mantiene con un español un vínculo afectivo con vocación marital que, debido a la ley, no puede formalizarse por la vía del matrimonio.