Miles de taxistas de Madrid y Barcelona se sumaron ayer a una huelga del sector en Europa para protestar contra la entrada de la aplicación para teléfonos móviles Uber, una plataforma --de momento solo activa en Barcelona-- que pone en contacto a usuarios y conductores con el fin de lograr traslados "más cómodos y eficientes", tal y como define su filosofía de empresa. En otras ciudades, como París, Londres, Milán y Fráncfort, el sector también se está movilizando.

Según el Ayuntamiento de Barcelona, casi 4.000 taxistas participaron en alguna de las dos manifestaciones convocadas, y en las que se registraron algunas agresiones a taxis que estaban trabajando. Ante las protestas, la Generalitat avanzó que va a pedir el cese de la actividad de Uber en Barcelona, la única ciudad española donde la aplicación está operativa. En Madrid, centenares de taxistas de toda España se sumaron a una manifestación que recorrió el Paseo de la Castellana en coincidencia con un paro de 24 horas.

El sector del taxi asegura que servicios como los que presta Uber están al margen de la ley y acrecientan el intrusismo profesional. Los taxistas aseguran que hasta ahora era "espontáneo y desorganizado", pero que con estas herramientas para los móviles se "organiza a escala mundial como modelo de negocio".

Según la legislación española, quienes realicen servicios sin autorización pueden ser sancionados con multas de entre 4.001 y 6.000 euros. Y los usuarios que contraten estos servicios, con entre 401 y 600 euros.