Un centenar de compromisarios aragoneses tendrán un papel clave en la segunda vuelta de las primarias del PP. Su figura es novedosa y está diseñada para garantizar el control de las provincias sobre el resultado final. Como no necesariamente tendrán que decantarse por la opción que han expresado los afiliados al corriente de pago, las dudas sobre su influencia ya pesa en la dirección del partido. Únicamente 25 de ellos estaban definidos de antemano. Son los conocidos como los compromisarios natos. Los 92 restantes han salido de las urnas que se cerraron el jueves.

La secretaria de organización autonómica, Mar Vaquero, no quiso avanzar qué votarán estos afiliados en el congreso estatal de los próximos 20 y 21 de julio. Ni si habrá una orden general para tratar de mantener el control. Apostó por que los afiliados que han tenido libertad de elegir a su candidato «no la pierdan». Recordó que en el mismo proceso de primarias fueron los afiliados los que eligieron a los compromisarios que acudan al congreso estatal para «representar la voluntad de los afiliados aragoneses».

Pero eso es parte de la teoría. A la hora de la verdad, los compromisarios podrían ser un elemento clave en la negociación entre las candidaturas. Así, la dirigente popular no quiso pronunciarse abiertamente sobre si habrá unidad de acción y afirmó que es partidaria de que «salga lo positivo aportando lo mejor de cada uno».

Esto podría suceder en Zaragoza, la provincia con mayor masa de simpatizantes destinados a influir en el congreso estatal y controlada por el aparato. Venció María Dolores de Cospedal frente a la opción mayoritaria de Pablo Casado en las provincias de Huesca y de Teruel, con bastantes menos representantes.

Sin embargo, en términos porcentuales Aragón no tendrá tanta importancia. Andalucía, con el 17% de los compromisarios totales; Comunidad Valenciana (12 %), Castilla y León (11%), Galicia (10,2 %), y Madrid y Castilla-La Mancha son los territorios con más peso en la elección final.