Los vecinos de la comarca Campo de Borja intentan borrar durante estos días las huellas que dejó la gran riada del lunes. "Una vez pasado el miedo por el gran temporal, el principal problema no está en las calles ni las casas, sino en el futuro de los vecinos", explica José María Cuartero, alcalde de Fréscano.

"La situación es realmente catastrófica --asegura--. Las infraestructuras de caminos, regadíos y ribazos en muchos casos han desaparecido". Algunos agricultores incluso plantearon la necesidad de dejar muchas fincas una temporada sin utilizar si no se pone remedio de forma inminente. El medio de subsistencia de los vecinos de Fréscano es fundamentalmente el cultivo de regadío: la alfalfa, la coliflor y el maíz, pero las infraestructuras para sacarlo adelante están destrozadas. "Es el trabajo de toda la vida, no de un año", aseguró conmocionado un vecino.

Fréscano es quizá el municipio de Campo de Borja más afectado. En las calles continúan los muros por el suelo y los muebles siguen en los portales de las casas esperando que pase un camión para llevarlos al vertedero.

En el resto de la comarca el panorama no es más alentador. El agua también causo numerosos destrozos en los términos de Magallón, Borja y Agón. A los daños en viviendas y el mobiliario urbano hay que sumar las cuantiosas pérdidas agrícolas, sobre todo en el sector vinícola, donde los daños podrían superar el millón de euros.

El alcalde de Borja, Luis María Garriga, explicó que casi la mitad de las hectáreas del término municipal se encontraban afectadas. Como en el resto de los municipios, los caminos y las infraestructuras de riego centran la mayor preocupación. Hasta el momento sólo ha habido tiempo para reconocer los destrozos y se espera que con la mayor celeridad posible las máquinas ayuden a restablecer los accesos y las acequias. Al mismo tiempo los servicios municipales se afanan en restituir la normalidad.

Daños en otras comarcas

Jarque, Gotor y Trasobares fueron los municipios más afectados en la comarca del Aranda. La alcaldesa de Gotor, Charo López, aseguró que había temido por la magnitud de la tromba: "Tuvimos que romper un muro de contención para sacar el agua del municipio".

Como en otras zonas, todavía es pronto para hacer una estimación de los daños urbanos y agrícolas. Lo mismo se puede decir de Jarque, donde el ayuntamiento se vio obligado a contratar por su cuenta las máquinas para "reconstruir" las partes afectadas, ya que los servicios de las administraciones están desbordados.

En Valdejalón, los mayores daños se produjeron en los viejos regadíos. En esta zona el granizo dejó cuantiosas pérdidas durante la recolección de la manzana, el melocotón y la nectarina, fundamentalmente. En algunas fincas de Calatorao, Ricla y la Almunia las pérdidas alcanzaron el 90%. El pedrisco también hizo mella en otras localidades como Villarroya de la Sierra o Ariza, en la comarca de Calatayud, aunque en estos casos la afección no cobró la dimensión de catástrofe.