Junto a los 160 militares del Elemento de Apoyo Logístico Nacional (INSE III) que viajaron ayer hacia Kuwait, sus familias sufrieron de primera mano la incertidumbre del lunes. La esposa de un teniente destinado en Aragón que acudió a despedir a su marido en dos ocasiones junto a sus hijas era el fiel reflejo de la indignación: "Está clarísimo que España será siempre un país de pandereta. Todo lo que hemos vivido ha sido vergonzoso. Nos sentimos utilizados. Pero ya se sabe que lo único que podemos hacer es ver, oír y callar". La madre de un joven soldado andaluz dijo estar "harta" de pasar el día "en cafeterías". "Vengo desde Andalucía para despedir a mi hijo. Nadie se merece que le traten así", señaló la mujer. Incluso un militar llegó a afirmar que después de la cancelación inicial su esposa se hizo ilusiones y creyó que ya no viajarían al Golfo Pérsico. "Cuando le he dicho que sí nos íbamos, le ha dado un ataque de ansiedad y se ha puesto a vomitar", señaló el soldado.