Víctima y agresor tenían una relación tormentosa y extensa en el tiempo, según su entorno más cercano. Hace un mes Rebeca había cortado la relación, llegando a asegurar a una amiga suya que José Javier Salvador Calvo estaba «obsesionado con ella». Esta mujer no sabía que habían vuelto a retomar la relación. Ambos se conocieron cuando Rebeca Santamalia fue designada abogada defensora de su ahora asesino.

Fue en el procedimiento por el asesinato, un 22 de mayo de 2003, de su mujer Patricia Maurel, en ese momento candidata del Partido Popular en la Puebla de Híjar. Tenían tres hijos de corta edad en común. Salvador fue a buscarla al bar donde Maurel iba a repartir propaganda de su candidatura. La llamó con el claxon y ella ya no regresó. Fue en un campo donde iban a construirse un chalet.