Leoncio Moreno Pérez aseguró ayer, en el juicio por el atropello mortal de dos ciclistas en Botorrita, que estaba «en condiciones» para conducir puesto que había dormido varias horas, después de consumir «unas siete cervezas». Hoy, los dos especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón, Salvador Baena y Juan Antonio Cobo, presentarán un estudio que echa por tierra esta argumentación. A partir de las dos pruebas de alcoholemia que se le realizaron tras el siniestro de Botorrita (a las 9.50 horas) que dieron 0,76 y 0,66, respectivamente, los doctores apuntan que en el momento del accidente en Zuera (sobre las 9.00 horas) la tasa de alcohol por aire espirado ascendería a 0,90 mg/l.

análisis / Para llegar a este resultado, los forenses señalan en su informe que «no consta ningún consumo de alcohol en el periodo de tiempo entre las 4.00 horas y el momento de las analíticas (10.29 y 10.55 horas)». «Se puede considerar que estaba en fase de etiloxidación lineal, a razón de los cálculos de la fórmula Widmark», apuntan. Una tasa de alcoholemia que refuerza la idea de las acusaciones, realizadas por los abogados de los familiares de las víctimas, Virginia Laguna e Ignacio Íñiguez, de que la actitud de Leoncio Moreno Pérez fue temeraria, tal y como califica el Código Penal a todo conductor «que supera la tasa de 0,60 mg/l por aire espirado». Una circunstancia importante de cara a elevar la condena que no podrá superar los cuatro años.

El resultado de 0,90 mg/l completa, además, las declaraciones de los conductores que aquel 21 de agosto del 2016 llamaron al 112 al ver un coche dando «volantazos» e incluso teniendo un choque contra una bionda. Ninguno de estos testigos llegaron a imaginar que el conductor de ese turismo, media hora más tarde, iba a arrollar mortalmente a Enrique Comín y Alberto Martínez. «Iba de lado a lado de la A-23 sin motivo aparente y aceleraba y desaceleraba», declaró uno de los testigos.