No es el 20 de marzo una fecha que los iraquís quieran celebrar, a juzgar por la indiferencia con la que Irak vivió ayer el primer aniversario de la guerra. No hubo manifestaciones ni a favor ni en contra del inicio de la ocupación estadounidense del país en una jornada en la que la violencia se cobró dos vidas más.

Tal vez fuera el miedo a los atentados, tal vez las contradicciones de sentimientos que la guerra provoca en los iraquís --viven bajo ocupación a causa de ella, pero estos mismos ocupantes derrocaron a Sadam Husein--, pero lo cierto es que Bagdad vivió ayer un día normal. Pero, por si acaso, la policía iraquí y las fuerzas ocupantes estaban en estado de máxima alerta en previsión de posibles atentados. A pesar de ello, dos iraquís --un policía y un civil-- murieron en dos ataques en Kirkuk y Mosul. En la primera ciudad, un agente fue tiroteado por tres hombres. En Mosul, cuatro granadas explotaron en las oficinas de la Unión Patriótica del Kurdistán.

CRITICAS DE ANNAN Y es que la seguridad se ha convertido en el número uno de las prioridades en la lista de los iraquís. El mismo secretario general de la ONU, en una entrevista concedida al diario árabe Al-Hayat, destacó ayer que en Irak, hace un año, "no existía el terrorismo". "Los atentados en Irak, que a diario vemos en la televisión, y lo que acontece en Bagdad, hacen que los iraquís teman salir de sus viviendas. Eso no lo podemos calificar como un progreso", respondió, en una clara críticas a las fuerzas ocupantes, Annan a la pregunta de si la situación en Irak había mejorado los últimos 12 meses bajo la ocupación de EEUU.

Las autoridades de Washington, sin embargo, no parecen arrepentirse de nada. En su intervención radiada semanal, el presidente de Estados Unidos, George Bush, reiteró ayer que "la liberación de Irak fue buena para el pueblo iraquí, buena para América y buena para el mundo". Bush insistió en que "ayudar a Irak a emerger como una nación libre es una responsabilidad global", informa Idoya Noain.

Quien no fue nada diplomático es el ministro de Electricidad iraquí, Ayham al Samarrai. En unas declaraciones incendiarias, Samarrai declaró al diario kuwaití Al Raï Al Aam que el Consejo de Gobierno Iraquí (CGI) nombrado por Estados Unidos es, en realidad, una "dictadura colectiva" que sólo representa al 70% del pueblo iraquí.

"Hemos sido impuestos a los iraquís por EEUU. Sadam no fue elegido por nadie, y nosotros tampoco lo hemos sido", declaró el ministro, quien añadió que "la mayoría de decisiones importantes que ha tomado el Consejo de Gobierno han sido prohibidas o paralizadas por el administrador civil estadounidense, Paul Bremer".