El chascarrillo de la jornada lo proporcionó ayer desde primera hora Javier Lambán, quien, durante la presentación del programa electoral, mientras comentaba un anuncio de Correos sobre su próxima macroinstalación en Plaza, afirmó que las declaraciones del «chico de Ciudadanos», en referencia al líder autonómico Daniel Pérez Calvo, sobre su «monomanía» con China, suponían «no tener ni puta idea» del futuro de la humanidad.

Una salida de tono no del todo desacostumbrada en Lambán, que no pasaría de ahí sino fuera por dos factores: que no es la primera vez en poco tiempo que se enzarzan, y que es el único rival electoral en el el presidente del Gobierno de Aragón está entrando en polémicas. Lo cual le señala como principal rival o, según se den las urnas, quizá como incómodo aliado.

CRECIMIENTO

En efecto, hace pocos días que los dirigentes del PSOE y Ciudadanos tuvieron otro desencuentro cuando el segundo afirmó que estaría dispuesto a pactar con Lambán si este se desmarcara claramente del PSOE de Pedro Sánchez. Y el de Ejea respondió que a Pérez Calvo le faltaba «hacerse mayor políticamente».

Ayer fue él quien abrió fuego, tanto con el apelativo despectivo como con la frase gruesa. Luego se retractó, y Pérez Calvo afirmó que aceptaba las disculpas y que para él era un «tema zanjado». Luego resultó que no lo fue tanto, ya que por la tarde, en el acto que Ciudadanos celebró en la plaza del Pilar, volvió a sacar el asunto a colación.

En concreto, aludió al «nerviosismo» de los candidatos que se han visto obligados a apelar al «fantasma del miedo» al hablar de las tres derechas. «Alguno de los candidatos empieza a perder los papeles antes de tiempo», dijo en relación a las descalificaciones pronunciadas por Lambán.

«Que se dejen de tonterías porque la gente no es tonta y a la gente ya no se le manipula», advirtió al considerar que el crecimiento de Ciudadanos permitirá poner fin a la alternancia bipartidista en la comunidad.

Anécdota aparte, el hecho es que la contienda dialéctica parece estar centrada en el púgil del calzón naranja y el del rojo. Que este último, el líder del Ejecutivo, sea el saco de los golpes de la oposición y los aliados que ahora tengan que distanciarse, es normal. Pero que él se centre en un solo rival, no tanto.

Sobre todo cuando el teórico líder de la oposición, Luis María Beamonte, ha sido el blanco de los ataques más duros del presidente (no hace tanto que le mandó «cara al sol» tras la foto de la madrileña plaza de Colón) en la legislatura. Pero quizá por no querer hacer leña tras la polémica de su título universitario, o tras los malos resultados del PP en las generales, o quizá precisamente porque estas situaron a Ciudadanos como referente del centro-derecha actual en Aragón, Lambán está señalando a Pérez Calvo como su némesis.

GUANTE BLANCO

En cualquier caso, queda casi toda la campaña por delante para que los partidos se tanteen, y salvo puntuales salidas de tono como la de ayer, las campañas en la comunidad no se caracterizan por su dureza. Prueba de ello fue la reciente de las generales, en la que los partidos se centraron mucho más en exponer su programa electoral que en desacreditar el de los demás.

En eso se centró la mayor parte del tiempo Lambán ayer, presentando su programa en el centro Zaragoza Activa con el secretario de acción electoral, Raúl Oliván. Son 110 medidas en la versión corta, 477 en la ampliada, que recoge las líneas maestras del proyecto socialista para los próximos cuatro años, en sus temas estrella como la educación, sanidad, servicios sociales pero también el crecimiento económico y del empleo.