La automatización de los procesos productivos y la robotización supondrá una pérdida de empleo y eso se notará más en Aragón que en el resto de comunidades españolas. Esta es una de las conclusiones que arroja el informe Creación de empleo y desarrollo económico local, publicado hace unas semanas por la OCDE, y que alerta de que hay tres comunidades (Aragón, Andalucía y Murcia) donde la mayoría de los trabajos que se crean, a raíz de la recuperación de la economía, presentan un alto riesgo de automatización.

En concreto, el estudio sitúa a Murcia al frente de la clasificación, con el 27% de riesgo, mientras que ese porcentaje se reduce al 15% en Castilla La Mancha. Aragón ocupa el segundo lugar, por detrás de Murcia y por delante de Andalucía. Además, el informe destaca que hay otras dos autonomías (Castilla y León y Castilla-La Mancha) donde se pierden empleos que tienen bajo riesgo de automatización.

EL PESO DE LA INDUSTRIA

La explicación quizá se encuentra en el mayor peso de la industria en Aragón. En concreto, el sector secundario representa el 24,2% del valor añadido bruto de la comunidad frente al 17,85% en el conjunto de España. «El empleo en servicios de alto valor añadido es el que menos requiere a profesionales con estudios universitarios, frente a los sectores primario y secundario que requieren mano de obra no cualificada con procesos más manuales y repetitivos, más susceptibles de ser automatizados», dice el informe.

Pese a ello, los expertos consultados por este diario ponen el acento en que resulta difícil valorar si la robotización y la automatización de los procesos productivos supondrá una pérdida de mano de obra en las empresas.

El sector de la automoción es, sin duda, uno de los que más experimenta la llegada de la robotización a las fábricas. Una buena porción de los empleos que se han creado en la comunidad en los últimos años han venido de la mano de este sector, aunque el gerente del clúster del automóvil de Aragón (Caar), David Romeral, discrepa del informe de la OCDE, al considerar que la automatización de los procesos eliminará puestos de trabajo, pero creará otros con un mayor valor añadido. «Vamos a necesitar formar y recualificar a los empleados para recolocarlos en otros puestos», apunta Romeral.

El Caar, integrado por unas 70 empresas, pronosticó en mayo pasado la creación de unos 1.500 empleos, lo que supone el 10% más respecto a los 10.575 trabajadores actuales. «En el sector no se están produciendo despidos», señala Romeral, que subraya que los perfiles que va a necesitar el automóvil serán los de programadores, técnicos en mantenimiento y técnicos en robots. A eso habría que añadir especialistas en tecnologías y big data, por poner solo algún ejemplo.

El director de Innovación del Caar, José Ramón Sierra, también se pronuncia en la misma dirección que Romeral y concluye que la automatización de los procesos «mejorará la productividad» y eso, a la larga, supondrá abrir mercados y elevar la producción, lo que requerirá más mano de obra. El gerente del clúster recuerda al respecto que el Caar cuenta con cuatro socios que se dedican exclusivamente a la automatización para mejorar las líneas de producción.

MÁS FORMACIÓN

Por ello, el estudio insiste en que las administraciones deben volcarse en impulsar la educación y la formación continua, que debería ir acompañada a de planes a escala regional y local que ayuden a las empresas a crecer y aumentar la demanda de puestos de trabajo. En este sentido, Sierra recuerda que hace unos años la mecatrónica (mecánica, electrónica y sistemas de control inteligente) era una completa desconocida, pero hoy está muy presente en el sector.

Otro de los sectores estratégicos de la comunidad es el de la agroalimentación. Es también un área expuesta a la automatización, tal y como reconoce el gerente de la Asociación de Industrias de Agroalimentación de Aragón (AIAA), José Ignacio Domingo. «Las grandes empresas ya están apostando por la automatización», reconoce Domingo, si bien subraya que queda recorrido. «A medio plazo se requerirán perfiles más especializados, pero ahora no se detectan necesidades importantes», afirma.

A su juicio, la reducción de costes es uno de los factores que más impulsa la apuesta por la robotización de las empresas en un sector como el agroalimentario que es intensivo en mano de obra. Además, permite la reducción de tiempos de producción y transformación, lo que eleva la competividad de las empresas y abre nuevas posibilidades.