Un nuevo estudio en el que colaboran científicos de Estados Unidos y Canadá ha descubierto que la memoria es capaz de recobrar información a partir de palabras y otras señales semánticas, aunque estos datos no estén almacenados. Las conclusiones de la investigación sugieren que los recuerdos generados por mecanismos inconscientes forman parte de una especie de “disco externo” en el cerebro, sin ocupar lugar en la memoria y aliviando su trabajo.

La investigación internacional, que reúne a especialistas de Florida Tech, la NASA, SUNY Geneseo, la Universidad de Waterloo y la Universidad Wilfrid Laurier fue publicada recientemente en la revista Cognitive Affective & Behavioral Neuroscience. Según un comunicado, es el resultado de siete años de trabajo en dos países, incluyendo la realización de cinco experimentos diferentes.

El hallazgo principal nació a partir del reconocimiento de un error en la concepción clásica de la memoria, que habitualmente se entiende como un proceso cerebral de codificación, almacenamiento y recuperación de experiencias pasadas. Los especialistas descubrieron que algunas de esas experiencias pueden ser recuperadas sin la necesidad de un previo almacenamiento.

En otras palabras, los especialistas comprobaron mediante sus experimentos que el área inconsciente de la memoria no necesita almacenar datos para recuperar información o experiencias: lo hace a través de una combinación de procesos cognitivos implícitos, que incluyen señales semánticas, repeticiones o asociaciones entre conceptos.

Recuperación sin almacenamiento

Estos procesos se desarrollan con independencia de la memoria explícita o de los mecanismos conscientes, centrados mayormente en el recuerdo de episodios o sucesos. De esta manera, al asociar palabras como “perro” y “gato” podemos recordar al “veterinario”, sin necesidad de almacenar información sobre éste en la memoria.

Para concretar el hallazgo, los científicos aplicaron una forma optimizada de medir la memoria, que garantiza mayor sensibilidad y precisión. Para ello, combinaron medidas de actividad cerebral con estudios de comportamiento, buscando determinar las razones por las cuales las personas no podían determinar de dónde provenía la información que su memoria estaba recuperando.

Este circuito inconsciente de recuperación de información funciona de un modo similar al que lo hace un disco externo conectado a un equipo informático. Los datos son accesibles y recuperables desde el ordenador, pero no ocupan espacio en la memoria física del mismo porque se encuentran almacenados en el disco externo.

Antecedentes y aplicaciones

Por otro lado, vale destacar que los investigadores recuperaron conceptos en torno a la memoria inconsciente desarrollados por Endel Tulving, un especialista que marcó los estudios sobre la memoria en las décadas de 1960 y 1970, estableciendo modelos que siguen utilizándose actualmente. Tulving demostró que existen procesos de memoria conscientes y no conscientes.

En tanto, estos descubrimientos pueden desempeñar un papel trascendente al momento de determinar qué partes de la memoria se han visto afectadas por lesiones cerebrales o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia. También pueden ser útiles para descubrir nuevas formas de detectar y diagnosticar más rápidamente estas patologías, al analizar datos de procesos independientes de la memoria consciente.

Ahora, el próximo objetivo de los investigadores es utilizar estos hallazgos en un entorno clínico. Creen que pueden integrarlo para prevenir los errores de memoria, ya que experiencias previas de algunos de los científicos con técnicas de estimulación visual y de audio desembocaron en una optimización de la memoria en determinados casos y condiciones.

Referencia

Recallable but not recognizable: The influence of semantic priming in recall paradigms. Jason D. Ozubko, Lindsey Ann Sirianni, Fahad N. Ahmad, Colin M. MacLeod and Richard J. Addante. Cognitive Affective & Behavioral Neuroscience (2021).DOI:https://doi.org/10.3758/s13415-020-00854-w

Foto:

La investigadora Lindsey Ann Sirianni, durante una de las pruebas realizadas en el marco del nuevo estudio. Crédito: Richard J. Addante et al.