Ayer nació de forma oficial la marca Trufa Negra d’Aragón, creada e impulsada por la Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Aragón, Huesca; la Asociación de Jóvenes Truficultores de Teruel; y la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa Negra de las Comarcas de Zaragoza, que también ayer se constituyeron formalmente en la Federación Trufa Negra d’Aragón.

Esperado durante demasiado tiempo, supone el primer intento, en serio, desde los productores, de potenciar la imagen, las buenas prácticas y calidad de la trufa negra aragonesa, de forma que quien la adquiera sepa que se lleva un producto de calidad.

Como recordaron en sus intervenciones los tres presidentes, respectivamente, David Royo, Marisa Esteban y Jesús López, Aragón es una de las mayores zonas productoras de Tuber melanosporum del mundo. Hecho poco conocido a pesar de sus aproximadamente 10.000 hectáreas en funcionamiento, con un crecimiento de 500 anuales. El 11% del total mundial de las plantaciones productoras de trufa negra se encuentran en Aragón y se estima que el 50% de la producción global es aragonesa.

Con el apoyo del CITA, Centro de Investigación Tecnológica Agroalimentaria de Aragón, y el CIET, Centro de Investigación y Experimentación de Truficultura, en Graus, se espera que el reglamento que rija el uso de la marca esté listo para que en la próxima campaña, 2022-23, se pueda disfrutar de la Trufa Negra d’Aragón.

Mientras tanto, se trata de construir y consolidar la imagen de marca, dar a conocer la trufa de Aragón, atrayendo el interés de los consumidores, y potenciar el consumo de la trufa en los restaurantes. Sin olvidar la formación de los propios truficultores e incrementar su cifra y modelo de negocios, ampliando la gama de productos con trufa.