Cómo se combate mejor el terrorismo? En la Asamblea General de la ONU volvió a ponerse sobre el tapete el interesante debate acerca de las causas, los efectos y el modo más eficaz de combatir el terrorismo. Como no podía ser de otra forma, todos los portavoces se declararon abiertamente contra el terror y la violencia, aunque no lograron ponerse de acuerdo en la forma de atajarlo. Mientras que para el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y para el presidente francés, Jacques Chirac, una lucha eficaz pasaba por actuar sobre las causas que lo generan, amén de las medidas coercitivas policiales y militares, para el sector de George Bush y José María Aznar las causas son irrelevantes y lo único importante es la lucha con los medios y fuerzas de seguridad.

Pienso que los terrorismos tienen unas causas --criminales, aberrantes o de liberación--, que no justifican el uso de la violencia. Por eso, lo inteligente para atajarlo es combatirlo policialmente para evitar sus efectos y desmantelar sus redes, al mismo tiempo que se actúa sobre sus causas o se trabaja para que no se incrementen.

¿QUE ESel terrorismo? ¿Cómo se diferencia de la lucha armada o de la resistencia? Los ataques a las tropas francesas en nuestra guerra de independencia realizados por nuestra guerrilla, ¿fueron actos terroristas o valerosas acciones populares? Todos coincidimos en que una bomba colocada en un mercado supone un salvaje y un criminal atentado terrorista. ¿Cómo definir los bombardeos por error de mercados durante la guerra de Irak que supusieron decenas de muertes? Ahora estamos de acuerdo en que Bin Laden es un abominable terrorista. ¿Pensábamos lo mismo cuando, ayudado por los americanos, ponía bombas contra los soviéticos en Afganistán?

He consultado varias fuentes y todas apuntan hacia una misma definición. Es terrorismo la violencia practicada por grupos minoritarios que tratan de conseguir por la fuerza --o por el chantaje social y político que sus crímenes ocasionan-- un fin político. Si la violencia se aplica a otro fin --dinero, venganza o locura-- estaríamos ante mafias o psicópatas, personas que matan, pero que no desean modificar el rumbo político ni acceder al poder. Por tanto, sólo practican terrorismo los grupos que están fuera del poder y desean influir sobre él con el terror. La violencia aplicada desde el poder entraría en otra consideración, que merecería un detenido análisis.

No existen unas causas tipo generadoras de terrorismo. Afirmar que la pobreza es la principal es una errónea simplificación. No. Son normalmente causas ideológicas, religiosas, de sentimiento nacional ultrajado o mitificado, o de grito desesperado de minorías las que terminan generando esos núcleos clandestinos que practican el terror. Además, normalmente estos grupos se adornan de cierta ideología --en muchos casos delirante-- por la que dicen luchar, y alrededor de la cual pueden agrupar minoritarios apoyos, adhesiones y comprensiones.

Es importante conocer qué razones abonan la irracional incorporación de una persona a una banda terrorista. Aunque no existe una solución tipo, actuando sobre ellas debilitaremos el apoyo social que sus acciones pueden tener sobre la población. El terrorismo no suele conseguir sus fines. Es muy difícil que logre conectar alrededor de sus ideas a personas suficientes como para producir cambios políticos sustanciales. Frente a las democracias se demuestra totalmente estéril, además de criminal y cruel. Tarde o temprano, los pacíficos, a través del Estado de derecho, terminan erradicándolo. Los grupos terroristas saben que su potencial de destrucción es limitado. Nunca podrían enfrentarse abiertamente ni a la policía ni a los ejércitos. Por eso buscan las acciones espectaculares que obtengan relevancia en los medios de comunicación.

Al terrorismo hay que combatirlo donde se encuentre. Pero la pregunta es: ¿lo estamos haciendo eficazmente? Creo que no. Los ataques a Irak y Afganistán no han disminuido el apoyo de los musulmanes --hoy aún es minoritario-- a los exaltados y peligrosos fundamentalistas. Por el contrario, pueden haberlo incrementado. Y ese apoyo generará inestabilidad. Y de esa inestabilidad --difusa o intensa-- se nutrirán las futuras generaciones de terroristas que, a buen seguro, ya se forman en Irak.

LA POLITICAexterior occidental, y ahí estamos incluidos los europeos, gana en eficacia militar --todos nos temen--, pero pierde en autoridad moral. Cualquier ciudadano del mundo está convencido de que tenemos el mayor poder militar del planeta, pero dudo que exista similar coincidencia en torno a la justicia de nuestras acciones. El papel de buenos y malos se difumina progresivamente ante los ojos de millones de personas. Mal camino para luchar contra el terrorismo que se presiente. ¿Lo estamos combatiendo o, por el contrario, lo estamos abonando?

*Escritor y exministro de Trabajo.