TRANSPORTE

Taxis compartidos

***Esteban Trigo

***Zaragoza

Con el nombre de Eurotaxi nuestro Ayuntamiento ha aprobado la implantación de un plan experimental para que los servicios de taxis resulten más económicos a los usuarios.

Para ello el estudio contempla la posibilidad de que distintos viajeros puedan compartir un mismo coche y beneficiarse de un precio fijo, tanto por la bajada de bandera, como por el importe total del contador.

Es casi seguro que, aunque al principio no tenga demasiada aceptación, porque la coincidencia sectorial del recorrido deberá acordarse por los ocupantes en el inicio o "parada" del taxi, la medida puede favorecer tanto a viajeros como a los profesionales de un sector que hace tiempo vienen reclamando subida de tarifas y que, durante la carencia de otro transporte público en la ciudad, ya pudieron comprobar que el público aceptaba gustoso compartir el gasto.

Si la idea prospera, a falta de algún detalle que no debe dejarse a la improvisación, seguro que los taxis zaragozanos no circularán tanto tiempo con sus pilotos verdes a la caza de clientes.

SANIDAD

Lamentable

***Miguel Angel Sanz

***Zaragoza

Recientemente he experimentado una de las experiencias más maravillosas que se pueden sentir en esta vida: la de ser padre. Desde aquí quiero primeramente agradecer al equipo que nos atendió en el momento del parto de nuestra hija en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, la matrona Ruth y su equipo de la sala de partos, que hicieron que este momento fuera como debería ser, un recuerdo inolvidable.

No fue así, y aquí comienza mi denuncia, la estancia y atención recibida por el personal de la 7 planta de maternidad de dicho hospital donde pasamos los tres días restantes. La novedad con la que muchos vemos esta situación se torna en novatada según pasan las horas y la atención al paciente pasa a ser un régimen cuartelero. La falta de información con que te encuentras en la habitación con otro paciente y dos criaturas la suplen con un papel fotocopiado donde explican cómo funciona el teléfono, la TV y a qué hora se reparten las comidas. Ningún dato sobre cuándo son las visitas del tocólogo, el pediatra o cuando examinan a tu hijo. Y, automáticamente, comienzas a ver un ritmo frenético de personal sanitario con carros, pegando porrazos a las puertas y soltándote tres pañales encima de la cuna sin articular palabra. O cuando a las 7:30 de la mañana, después de una noche en vela por los lloros de tu hijo o el de tu compañero de habitación abren la puerta de golpe y gritan "el termómetro"; ni buenos días, ni que tal habéis dormido, etc.

Pero sin duda lo más lamentable resulta la entrada del tocólogo en la habitación, acompañado de dos pupilos en prácticas, y, sin mediar presentación, inicia su visita médica con una locuaz frase: "venga, venga las bragas fuera". Lamentable en un profesional con carrera.

He comentado esto con varios conocidos que recientemente han pasado por esta misma situación y todos confirman haber recibido semejante trato. Después de haberlo hablado con personal de otro centro, me han expresado que todo esto pasa porque nadie pone una queja al abandonar el hospital, y la verdad que nosotros no lo hicimos, porque pesaban más las ganas de salir de allí que el estar escribiendo quejas que no sabes dónde acabarán.

Quiero creer que todo esto se debe a la masificación que se da en los hospitales de nuestra Comunidad, de la cual deberíamos culpar siempre a la Administración (bien territorial o estatal) y nunca a los usuarios. Administración que prefiere gastar dinero en veloces trenes para los ricos y no en hospitales para los ciudadanos de a pie. Para los ricos ya está la sanidad privada donde nunca pasarán estas cosas.