Los problemas de la carretera N-232 no se acaban con la puesta en servicio de los diez kilómetros de autovía que hoy inaugura el ministro de Fomento, Francisco Alvarez Cascos, entre Zaragoza y El Burgo de Ebro. La nueva carretera, la A-68, es muy importante y con el acto de hoy se pone fin a una larga reivindicación del cada vez más poblado barrio de La Cartuja, de los vecinos de El Burgo y de los polígonos industriales de la carretera de Castellón. Una demanda que ha tardado lo suyo en convertirse en realidad y que pone aún más en valor esa zona industrial de Zaragoza. Pero al ministro hay que decirle que no baje la guardia con la N-232. Ayer mismo, un nuevo accidente daba otro gran susto a unos trabajadores que viven día a día la peligrosidad de la carretera entre Zaragoza y Mallén. Desdoblar la autovía de Figueruelas hasta el límite con Navarra y dotarle de seguridad suficiente para absorber la cantidad de camiones que atraviesan ese tramo sigue siendo una asignatura pendiente. Pero mal está también en su vertiente turolense. Allí, el tramo entre Ráfales y el límite con Castellón está pendiente de ejecución desde hace ocho años y, una vez más, dice Fomento que las obras empezarán este año. Con estos debes lo de hoy sólo es un avance.